★彡 ⁰⁰³

1.1K 158 47
                                    

Llegó rápidamente a su salón, siendo observado y levemente juzgado por las pocas miradas de sus compañeros que lo vieron entrar al salón siendo ignorado por algunos a los segundos después de haber ingresado, camino apresuradamente por las largas filas de mesas hasta llegar a la última mesa del centro.

Dejó su mochila apoyada en la silla, sentándose abruptamente y ocultando su rostro entre sus brazos evitando las pocas miradas de curiosidad de sus compañeras. Queriendo desaparecer ahora mismo de la faz de la tierra.

¡¿Que fue lo que había ocurrido hace unos momentos?!

Los hermanos Kawata lo habían empezado a oler como si fueran alguna clase de perro.

'Dios, sé que soy unos de tus mejores guerreros, pero esta batalla no la quiero luchar' Takemichi empezaba a lloriquear en sus adentros. Internamente se lamentaba de haber ido al colegio, debió de haber fingido estar enfermo, al punto de casi morir por intoxicación y haber faltado a clases por un mes completo, de todas formas, le hubieran dado la posibilidad de hacer la prueba el próximo viernes después de clases.

Poco a poco los alumnos empezaban llegar al salón, cada uno sentándose en sus respectivas asientos o simplemente dirigiéndose con sus amigos para conversar antes de que las horas de clases comenzarán.

La silla a su lado se movido de forma brusca, causándole un pequeño sobresalto por tan repentino ruido a su costado. Levanta lentamente su cabeza, viendo de reojo como alguien se sienta a su lado, tirando su mochila sobre la mesa.

Con una creciente curiosidad, levantó más su mirada, ¿Quien sería capaz de sentarse a su lado? Digo, no piensen mal de él, pero básicamente en todo lo que llevaba de año escolar prácticamente nadie se había acercado, ni sentado junto a él por ser el blanco fácil de los pandilleros de esta institución. Prefiriendo solo alejarse, ahorrarse problemas y hacer vista gorda ante todo lo que le ocurría. Al igual que muchos otros solo preferían aprovecharse de la situación, burlándose y haciendo le una que otra broma.

A su lado, se encuentra alguien demasiado alto, ojos de un color índigo, que no mostraban ningún cariño o apreció hacia él, cabello corto de un tono azul imperial, donde su lado izquierdo se encuentra afeitado en un patrón en líneas curvas. En los finos labios se podía ver como una cicatriz atravesaba su parte izquierda, dándole un aura bastante ruda.

Shiba Hakkai, perteneciente a la pandilla Tokyo Manji Gang, vice-capitán de la segunda división y próximamente futuro líder de los Black Dragons, siendo hermano menor de los famosos hermanos Shiba, Shiba Taiju, ex alumno de la institución y Shiba Yuzuha, perteneciente al consejo estudiantil.

Al ver de quién se trataba no pudo evitar ahogar un grito de sorpresa y terror.

'Diosito, soy yo de nuevo.' Pensó, mirando de reojo el cielo desde la ventana, tratando de ver alguna divinidad o ser superior que lo salve ahora mismo de su desgracia.

─ ¿Como estás Takemitchy? ─ la alegría detona su voz, arrastrando la silla para estar lo suficientemente cerca del chico, pasado su brazo por los hombros del contrario, dándole un leve apretón en el cuello.

¿Por que todos tienen la manía de apretar su cuello?

─ Hola Shiba-kun... ─ dijo suavemente, sintiendo el leve apretón. Sus ojos evitaban el contacto visual con el chico. No quiere ser golpeado por lo mismo que ocurrió la semana pasada, pues días atrás, Takemichi "accidentalmente" había mirado a los ojos a Sano-san y lo terminaron golpeando por tal falta de respeto, había mirado a Manjiro sin su permiso, pero Takemichi tiene estrictamente prohibido hablarle a ellos por sus nombres (a menos que quiera recibir una golpiza por parte de ellos)

Esta vida... Se convirtió en un ShoujoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora