Capitulo 1. Primer dia de clases

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Maximiliano. 

Llego a la universidad, primer dia de clases y llego tarde. Puedo sentir las miradas de todos sobre mi. El profesor aún no ha llegado, asi que respiro tranquilo y tomo asiento en uno de los bancos que se encuentra en la tercera fila del auditorio.

Puedo sentir la mirada de la chica que se encuentra sentada a mi lado. Sus ojos estan clavados sobre mi y decido mirarla, éstos son de un color verde y me hipnotizan. De inmediato me siento hechizado por esa mirada; por esa chica y no puedo evitar sonreir.

Ella me imita y me devuelve la sonrisa, hace un ademán con su cabello negro y puedo ver las pecas que se esconden bajo el cuello de su camina azul. Su piel es tan blanca y ella es tan hermosa.

-Buenos dias -dice el profesor al entrar por la puerta, cortando asi el momento más perfecto de mi sueño.

Me despierto agitado, pero sonriente; miro el despertador, ya es hora de levantarme.

Me dirijo directo a la ducha.

Pasados unos veinte minutos, salgo con solo una bata de baño puesta; Busco en mi clóset algo para ponerme y de inmediato opto por la franela blanca de estrellas negras. En realidad, ya sabia que ropa usaria hoy.

Mis sueños? no son solo sueños, son algo más! Son visiones, parte del futuro. Mi vida es aburrida, monótona.  Siempre sé lo que sucederá antes de que suceda

-Porqué no intentas cambiarlo? -me pregunta mi madre. - Si sabes lo que pasará, porqué razón no buscas la manera de evitarlo? -me insiste ella.

Si supiera! Si ella supiera lo que pasó por intentar cambiar el futuro.

No puedo hacer nada! Nuestro destino està escrito y no podemos cambiarlo, por más triste y doloroso que éste sea.

Termino de atar las trenzas de mis converse negras y salgo de mi habitación con el morral en la mano.

-Que tal tu noche? -me pregunta mi madre, luego de besar mi frente.

-Supongo que bién -digo, en el momento que tomo asiento en una de las sillas que se encuentran en el comedor. -Hoy conoceré a una chica. -acoto, cuando mi madre coloca un plato con tostadas sobre la mesa a mi disposición.

Ella me mira y sonríe. Aparto la mirada -No puedes mirarme más de cinco minutos. Recuerdas? -le digo, ella coloca sus brazos alrededor de mi cuerpo y siento su blanca y suave piel sobre mi piel morena. -Espero que sea la indicada -me susurra al oido.

-Mamá nunca nadie será la indicada. No puedo condenar a ninguna persona a vivir una vida así como la mia, una vida en donde no existan las sorpresas. No mamá! Nadie merece eso.-le digo, ella se aparta de mi y la veo secar sus lagrimas con sus manos.

-No llores mamá, no tienes que hacerlo -le digo, intento consolarla y ella sigue dandome la espalda -Nos vemos a la tarde, -Me despido de ella con un beso en la frente.

***

Llego a la universidad, primer dia de clases y llego tarde. Puedo sentir las miradas de todos sobre mi, pero como era de esperarse, el profesor aún no habia llegado.

Ya sé lo que viene, sé en que lugar me voy a sentar. Sé con quién me voy a encontrar...

Sé que ella me mirará, pero no puedo mantenerle la mirada, no por más de cuatro minutos con cincuenta y nueve segundos. No por más de ese tiempo.

Me siento en un banco que se encuentra en la tercera fila del auditorio y puedo sentir como ella me observa.

Decido mirarla y sus ojos verdes parecen hipnotizarme. Me siento hechizado! Ella luce màs hermosa que en mi sueño, verla en persona me hace creer que cualquier cosa es posible. Sus ojos están llenos de vida, de esperanza...

A los tres minutos de estar mirandonos, decido presentarme -Maximiliano -le digo, ofreciendole mi mano y una amable sonrisa -Daleandria -me dice y toma mi mano.

Siento como si el tiempo se detuviera y en ese momento no existiera màs nadie que solamente ella y yo. Siento como descargas eléctricas recorren mi cuerpo, como se paralizan todas las personas a nuestro alrededor, como ese auditorio es particípe de este acontecimiento tan hermoso, maravilloso y perfecto.

Ya debo dejar de mirarla. Aparto la mirada. -Mucho gusto, Daleandria? Curioso, pero bonito nombre -le digo y en el momento que busca responderme, entra el profesor por la puerta.

-Buenos dias -dice y todos hacemos silencio y prestamos atención, pero aunque miro al frente y mi cuerpo sigue allí, sentado sobre el banco de aquella tercera fila. Mi mente se encuentra viajando, mi cabeza da mil vueltas y no deja de pensar en la chica de al lado... Daleandria! No puedo evitar sonreir y parecer un tonto ante los demás, supongo que asi es como me veo...

Eternamente mia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora