Capítulo 11

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Logan

Me encontraba tan tranquilo escribiendo, sentado a lo indio en el sofá del salón, cuando, de pronto, me asaltó una duda. Le bajé la tapa al portátil. La tele estaba encendida, Itzi y Tammy veían un reality show muy concentradas.

Me aclaré la garganta.

—¿Vosotras creéis que debería cambiar de look?

En seguida dos pares de ojos se me clavaron encima.

—¿Quién te ha dicho que tengas que hacer? Menudo gilipollas.

—Itzi tiene razón. No tienes que hacerlo si no te sientes cómodo.

Pero es que yo ya llevaba un tiempo pensando en ello. ¿Y si cambiaba las camisas incómodas por otro tipo de ropa? Además, las gafas ya no me servían de nada. Quizás era el momento de darle una vuelta a mi imagen. Podría animarme a llevar lentillas en vez de gafas —cosa que ya hacía después del incidente en la fiesta—, buscar un peinado que me sentara bien y quizás hacerle un buen lavado a mi fondo de armario.

Solo había un problema: yo solo no podía y no quería molestarlas a ellas.

—Quiero ver qué tal me sientan otros estilos.

—Uh, nuestro Logy quiere ser todo un rompecorazones —se burló la latina.

—Seguro que quiere impresionar a cierta chica.

Tammy se abanicó con las manos.

—Yo también querría. ¿Has visto lo guapa que es? ¡Y menuda boca tiene!

Me aclaré la garganta.

—Sí, Tam, tengo ojos en la cara. Sé lo buena que está ella y como no dejes de hablar así de mi crush empezaré a mosquearme de verdad.

Puso morritos.

—Jamás podría competir contigo, más que nada porque nuestra Felicity no juega en mi mismo bando. Si no, cuidadito, que sacaba todo mi arsenal para ligar.

Itzi soltó una gran carcajada.

—Todos aquí sabemos que Logan tiene las de perder. ¿Cuándo lo has visto ligar?

Me crucé de brazos.

—¿Hola? Sabéis que sigo aquí, ¿no? —refunfuñé.

Tammy se me tiró encima.

—Ay, Logy, no te enfades. Itzi lo decía con todo el cariño del mundo, ¿cierto?

La española y ella intercambiaron una serie de miraditas que no supe descifrar.

—¿Lo hacía?

Me hice el ofendido mientras esas dos cabras locas se reían a mi costa.

—Sois muy cabronas cuando os lo proponéis.

Con una risita traviesa, la pelinegra se fue a darse una ducha, dijo, mientras que la otra tenía que adelantar un par de asignaturas. Mientras, yo aproveché para terminar el penúltimo capítulo de mi última novela, esa que estaba causando sensación en las redes. Sonreí como un tonto cuando, sin previo aviso, hice un plot twits.

El día que actualice, tendré que hacer una gran bomba de humo, pensé. Ya podía imaginarme a los lectores escribiéndome mensajes, comentarios y haciendo memes al respecto. Cómo me gustaba jugar con sus emociones, cómo disfrutaba de verles perder la estabilidad emocional.

Escribí por el grupo de escritores de Wattpad en el que estaba para fangirlear sobre lo que estaba por venir en mis historias y en la de los demás hasta que, pasadas las siete de la tarde, me llegó un correo de mi tutor y profesor de Diversidad. Este decía:

Más de mil razones para amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora