Miles de Pasiones

06 - "Mi rayo de Luna"

La luna, a lo largo de su celestial existencia, ha sido testigo de múltiples historias de amor.
No solo ha refugiado en sus brazos a todos los amantes del mundo, si no que también es la única sobre la tierra que conoce todos sus secretos.
Esa noche no fue la excepción, pues mientras iluminaba el hermoso cielo de Estambul, fue nuevamente testigo de una maravillosa unión...

Nuestros enamorados estaban sentados en una banca de madera frente al puerto.
La cabeza de Guzide reposaba cálidamente sobre el hombro de Sezai, mientras ambos sentían la cálida brisa marina acariciar sus rostros.

El brazo del hombre rodeó tímidamente la cintura de la mujer, para apegarla aún más a su cuerpo.
Ella se sonrojó ante dicha acción.

De pronto, Sezai recordó un dulce poema y no demoró en recitarlo, para deleitar a su dama.

Sezai_ "Mi Estambul, mi Caraman, la tierra de mi Anatolia.
Mi Badakshan, mi Bagdad y mi Khorasan.
Mi mujer de hermosos cabellos, mi amada de ceja curvada, mi amada de ojos peligrosos.
Contare tus virtudes siempre. Yo, el amante de corazón atormentado, Muhibbi con los ojos desbordados de lágrimas...
Yo, contigo, soy feliz."

Cuando el hombre dio por finalizado su poema, la mujer sonrió con ternura y levantó la cabeza para mirarlo a los ojos.
Cuando sus miradas se encontraron, el hombre se sintió en el paraíso.

Guzide_ Que bonito poema, creo haberlo escuchado antes.

Sezai_ (Asiente) Este poema es muy famoso, aunque fue escrito hace muchísimos siglos.

Guzide_ (Pregunta, con curiosidad) y quién lo escribió?

Sezai_ El Sultán Suleiman, el magnifico, lo hizo para su querida esposa, la Sultana Hurrem.

Guzide_ (Ríe) El Sultán era un verdadero poeta.... como tú.

Los enamorados se obsequiaron una dulce sonrisa.
Sus miradas permanecían fijas sobre la otra, enterneciendo sus corazones y llenándolos de vida.

De repente, el silencio se hizo presente...
lo único que podía escucharse, en ese lugar, era el ligero movimiento del mar.

Los ojos de Sezai bajaron lentamente y se encontraron con los hermosos labios de Guzide...
lo único en lo que, el hombre, pudo pensar fue en lo deliciosos que debían saber.

Sezai_ (Pronuncia su nombre, casi en susurro) Guzide...

La mujer seguía mirándolo a los ojos, con encanto e inocencia.
Ante esto, el hombre empezó a derretirse...

Sezai_ Te amo.

La mujer abrió sus ojos con sorpresa.
Estaba impactada, y a la vez muy emocionada, por tal declaración.

De repente, y sin previo aviso, Sezai se abalanzó sobre los labios de Guzide.
Sus bocas se encontraron y dieron inicio a una deseosa batalla...

Guzide, totalmente extasiada, rodeó el cuello del hombre con sus manos.
Él, por su parte, llevó sus dos manos a la cintura de la mujer; y presionó con fuerza.
Sus cuerpos estaban tan juntos, que por poco parecían ser uno solo.

Pasados los segundos, el aire comenzó a hacerles falta...
Pero sus labios parecían no querer descanso, pues eran incapaces de soltarse.

Finalmente, sus bocas se separaron, pero sus cuerpos siguieron igual de pegados.
y si bien sus labios ya no se tocaban, sus rostros permanecían a muy pocos centímetros de distancia... tanto que las puntas de sus narices se rozaban suavemente entre si.
Entonces, Guzide habló en voz baja, con un tono suave y angelical.