Capítulo 1O

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Media hora después de que Hyunjin le hiciera el no tan agradable recordatorio de su tarea olvidada, Felix se hallaba establecido en una de las terrazas, con un caos de pintura y pinceles en la pequeña mesa

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Media hora después de que Hyunjin le hiciera el no tan agradable recordatorio de su tarea olvidada, Felix se hallaba establecido en una de las terrazas, con un caos de pintura y pinceles en la pequeña mesa.

Tenía los minutos contados, pero confiaba plenamente en que iba a lograrlo.

Trabajar bajo presión era complicado, y peor aún cuando necesitaba impresionar a su docente, o en este caso, había que demostrarle a Hyunjin que él, siempre cumplía con sus tareas sin excepciones.

Por otro lado, eso lo obtendría exclusivamente si no sufría de interrupciones mientras pintaba; en pocas palabras, una visita innecesaria a su área de trabajo, era lo que no deseaba en ese momento.

Y aun así, la tuvo, porque la vida nunca le daba lo que quería.

—Hola Felix, ¿qué haces?

Se vio obligado a levantar el rostro para focalizar al recién llegado y por inercia, volcó los ojos al reconocerlo.

—Largo de aquí, Choi —dijo, regresando la vista a su tarea—. No te incumbe.

—Vaya, tus buenos modales han pasado a la historia —El nombrado levantó una ceja, sonriendo irónico—. ¿Dónde quedó ese omega lindo y servicial?

—Existe solo con las personas que valen la pena —murmuró, deslizando su pincel sobre la cartulina con precisión—. Tú me metiste en problemas, así que vete de aquí antes de que se formen más.

No era un buen pronóstico, San era el alfa de Wooyoung y eso lo sabía toda la universidad.

Desgraciadamente, su relación con el omega era complicada y se tornaría peor en caso de que un rumor insano se esparciera por el campus. Los chismes corrían a la velocidad de la luz, y empeoraban cuando estaban relacionados a esa parejita inestable.

Ese chico siempre hacía cualquier cosa a su conveniencia y su novio le creía con los ojos cerrados, ya lo había sufrido.

—Antes eras muy amable conmigo, ¿qué cambió? —El tono de su voz era altivo—. ¿Wooyoung te prohibió hablarme?

—A mi nadie me prohibió nada —gruñó, cortando un trozo de su cinta para enmascarar—. Y por tercera vez, te pido que te vayas, estoy ocupado y necesito mi espacio.

Seguía sin mirarlo, eso empezó a picar en el orgullo del chico que presumía una perforación en el septo nasal.

—¿Por qué estás así de apático? —Visualizó el trabajo en proceso—. Deja eso y vamos por un café, yo invito.

—Creo que en definitiva, a ti te falta un tornillo o dos —No lo dijo en broma, en serio lo pensaba—. ¿Qué no fui claro la última vez?

—Oh, vamos...

—Que no, mierda, ¿de verdad sigues jodiendo? —Tuvo la delicadeza de soltar su herramienta de pintura, antes de virar de filo hacia el implicado—. Al parecer las palabras de un omega no son válidas para ti, hazte un puto favor y respeta tú relación, porque después de tus mentiras, a mí me ocasionaste una riña con Wooyoung que ni siquiera tendría que existir. Ahora estás aquí, poniéndote de tapete para que yo pase por encima, ¿y qué crees? Ni así me interesas.

The Pretty Artist » ᴴʸᵘⁿˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora