Capítulo 11

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Era viernes por la tarde y la multitud escolar se dirigía al campo de fútbol americano entre risas y empujones amistosos; el primer partido de la temporada se llevaría a cabo en menos de media hora y nadie se lo quería perder por nada del mundo

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Era viernes por la tarde y la multitud escolar se dirigía al campo de fútbol americano entre risas y empujones amistosos; el primer partido de la temporada se llevaría a cabo en menos de media hora y nadie se lo quería perder por nada del mundo. 

El arte y la pasión por el deporte iban graciosamente de la mano en esa talentosa sociedad estudiantil.

Seungmin daba grandes zancadas, apresurando el paso de Felix. Ya iban tarde y quería comprar un poco de botana para disfrutar al cien por ciento el juego. 

—¡Rápido Lis! —exclamó, tomándolo sin cuidado del brazo—. ¡Nos van a dejar sin buenos lugares! 

El mayor volteó los ojos, poniéndolos en blanco y no dejó de caminar a su velocidad.

—Esto no estaría pasando si-… 

—Si yo hubiese llegado a tiempo —Imitó perfectamente su acento—, no me lo repitas, ya lo sé, pero tenía cosas que hacer. 

—Déjame adivinar… ¿Dormir o comer? —preguntó socarrón, tropezando con sus propios pies—. ¡Más despacio! 

—¡Ambas! —bramó, a la ligera—. No he tenido tiempo para descansar bien, tu alfa me tiene harto con sus tareas, ¡él dijo al inicio que no iba a saturarnos! 

La mención inesperada en voz alta, hizo que Felix se detuviera en seco y su amigo trastabilló hacia atrás, con el repentino jalón en sentido contrario. 

Su frecuencia cardiaca se alborotó y escaneó con mesura el entorno, agradecido de que no hubiese ningún compañero transitando cerca de ellos. 

—¿Qué diablos dijiste? —No evitó gruñir. 

Seungmin le sonrió inocente, encogiéndose de hombros. 

—Bueno, es que si nos está dejando demasiada tarea y solo llevamos dos semanas… 

—¡No me refiero a eso! —Sus cejas se alinearon y lo miró fulminante—. ¿Te das cuenta de que no piensas lo que sale de tu boca? 

—Sí, generalmente así funciono —certificó, sin recato—. ¿Qué hay de malo en eso? 

—No puedes ir por la vida diciendo cosas como esas, alguien te puede oír —El castaño a veces era un testarudo, tenía que hacérselo saber—. Ya te dije que no es mi alfa...  

Tras pronunciar la última oración, sus mejillas se encendieron.

No podía mentir, la idea no le desagradaba de ninguna manera, pero no albergaría expectativas inalcanzables que al final dieran como resultado un doloroso corazón roto.  

Quizá haberle contado a Seungmin lo ocurrido el día en que Wooyoung estropeó su lámina, había sido un arma de doble filo; ahora tenía que soportarlo mañana, tarde y noche con bobas suposiciones respecto al tema.  

The Pretty Artist » ᴴʸᵘⁿˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora