En el Bosque Retoño, cerca de Durango, el Escuadrón Águila Beta patrullaba la zona tras haber recibido reportes de actividad inusual. Abraham, el líder del escuadrón, daba las últimas instrucciones a su equipo mientras volaban en formación.
—Recuerden que varios países han intentado hacerse con el equipo Águila —informó Abraham con seriedad—. Tenemos que neutralizar cualquier tipo de amenaza que encontremos.
Abraham era un joven alto y atlético, con cabello corto y oscuro, cuya presencia imponía respeto entre sus compañeros. Su mirada se dirigió a Lucas, uno de los miembros del escuadrón, quien estaba atento a cualquier movimiento en el horizonte.
—Estoy detectando movimiento —informó Lucas, señalando hacia unos arbustos que parecían moverse por su cuenta.
Abraham se acercó, observando cómo las ramas se agitaban. Halcón, otro miembro del escuadrón, apuntó su arma hacia los arbustos.
—Tengan cuidado —advirtió Halcón—. Aún no detecto a nadie ahí.
De repente, una ardilla salió disparada de entre las hojas, haciendo que Halcón bajara su arma con una leve sonrisa de alivio.
—Cuidado, equipo. Puede que eso haya sido solo el comienzo —dijo Abraham, sin bajar la guardia—. Sigan buscando.
Con un batir de alas, el escuadrón alzó el vuelo nuevamente, reanudando la patrulla. Carla Ríos, encargada de la detección de movimientos, habló con un tono preocupado:
—Capitán, hay mucho movimiento detrás de nosotros. Demasiado.
Abraham se giró hacia ella, alerta.
—¿Cuántos?
—Más de mil, dispersos por toda la zona —contestó Carla, mientras su tono de voz denotaba inquietud.
Halcón intervino, observando su radar portátil.
—Confirmo. El movimiento viene del sur, desde el pueblo.
A su alrededor, comenzaban a oírse pisadas, fuertes y acompasadas, que hacían vibrar la tierra bajo ellos. Los ojos del escuadrón se alzaron, intentando comprender qué ocurría. Fue entonces cuando un martillazo repentino impactó con fuerza en el equipo de vuelo de Lucas. En un grito de dolor, Lucas cayó del aire, como si una sombra lo envolviera.
—¡Lucas! —gritó Abraham, volando hacia él, pero antes de llegar, un hombre imponente, con un martillo enorme en la mano, saltó frente a ellos y lanzó un golpe directo hacia Abraham.
Sin pensarlo, Carla se lanzó hacia el líder, empujándolo fuera del camino. Ella recibió el golpe en su lugar, su brazo izquierdo destrozado bajo la fuerza del impacto.
—¡Halcón, cúbrenos! —ordenó Abraham mientras sostenía a Carla, quien intentaba mantenerse en pie a pesar del dolor—. ¡Empezaremos la retirada!
Alrededor de ellos, figuras humanas se acercaban con movimientos erráticos, sus miradas vacías y famélicas, como si fueran devoradores de carne. Los soldados notaron la desesperación en los rostros de aquellas personas, una horda de sombras que los seguía con pasos acelerados.
Carla, sosteniéndose el brazo herido, observó a Abraham con resolución.
—No podemos dejarlos aquí... pero debemos llegar al cuartel con vida para dar aviso.
Con una señal, el escuadrón comenzó a ascender nuevamente, rodeados de sombras que los acechaban desde todos los rincones del bosque, listos para devorarlos si llegaban a caer de nuevo.
Abraham analizó rápidamente la situación, tratando de calmar sus pensamientos en medio del caos. Apretó el comunicador y se dirigió a Halcón:
—¡Halcón, cambia a equipo de ataque! Estas personas no van a cooperar, están totalmente perdidas. Mata a cualquiera que se acerque, y muévete entre los árboles. Confío en ti, amigo —dijo Abraham, con la voz tensa pero firme, demostrando su determinación de proteger a su equipo a toda costa.
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Living Dead
Science FictionLa historia de Martin quien sin saber tenia sangre que no era humana y lamentable mente eso provoco la gran adversidad que se aproximaba Subiré 3 capítulos a la semana