Todos tenemos demonios que debemos guardar, porque desde pequeños nos dicen lo valientes que debemos ser, así que adoptamos una mascara durante el día. Pero cuando la noche llega, ellos comienzan a atormentar.
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Nunca has sido mi tema favorito de conversación, evito tanto hablar de ti que me he acostumbrado a que seas un fantasma, que por las noches aún me atormenta, pienso que tal vez es porque a pesar de todo eres un alguien que marcó mi vida, para bien o para mal, lo hiciste.
Eras mi héroe, el príncipe que las niñas necesitamos cuando somos pequeñas, yo era tu fan, fiel admiradora de ti. Lastimosamente, yo no fui suficiente para que te quedaras conmigo.
A veces recuerdo verme a mí llorando por días completos, extrañándote, preguntándome ¿Qué fue lo que hice para que no me quisieras? En algo supongo que falle. De lo contrario estarías aquí.
Tal vez me lo merecía por salirme de la línea cuando coloreaba, tal vez mis dibujos no eran los mejores y posiblemente encontraste a un mejor dibujante. Tal vez por eso te fuiste y estás con él.
Tal vez falle, pero debes de saber que te ame, lo hice hasta el día que morí.
¿Crees que merecía todo el infierno que me hiciste pasar a mi corta edad?
¿Tan mala fui?
Papi, yo quería ser una niña feliz, común como cualquier otra, en los eventos de la escuela siempre anhelaba el que tú estuvieras ahí, que te sintieras orgullosos de mí. Lastimosamente nunca llegaste. Yo quería ser feliz, no valiente. Y tú me obligaste a serlo.
Eras mi héroe, te esperé por varias noches largas, pero nunca volviste.
¿Cómo se supone que alguien va a amarme? Si tú no lo hiciste, no te quedaste, me heriste, con el paso del tiempo morí y no lo notaste.
Veo tus fotografías y noto que sigues igual, manteniendo la máscara que compraste años atrás.
Aparentas ser un héroe haciéndote el inocente de tus crímenes ante todos.
Ahora solo cubres de polvo mi nombre, olvidando que por mucho tiempo tuve que perseguirte, aceptar tus pequeñas pizcas de cariño que me dabas. Aceptar tus horarios controlados y estar en segundo plano. Cuando debí ser el primero.
Evades la culpa mientras bebes hasta perder la razón y solo en ese momento te sientes un poco de paz, pero cuando el efecto pasa la culpa regresa.
Y debes vivir con eso. Mi recuerdo en tu mente durante el resto de tus días.
Y cuando no puedes dormir, estoy segura de que miras mis pequeñas obras desastrosas.
Recuerdas los momentos felices que ahora solo son fantasmas que invaden tu habitación de madrugada.
