― nueve.

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ya lo sabes ― las pelotas.


ahora estás y quiero más,

más sentir es vivir,

eso hiciste siempre en mí.

¿será que esto era así?

¿que nunca dejó de ser?

pudimos estar mejor que ayer,

sintiendo.




mayo de 2022.

sierra nevada, andalucía, españa.


enzo.



―Dale, hablá. Desembuchá, loco. Deja de hacerte el misterioso, amigo, que acá ya sabemos todo. 

La voz amenazante de Matías, que está sentado en la silla de maquillaje con los ojos cerrados y con María gritándole para que deje de moverse, retumba en toda la sala.

―¿Qué querés que hable? ―digo, dándole un sorbito a mi taza de té. ―No hay nada para contar ¿qué querés? ¿Qué invente?

―Pero hermano, vos sos más lento, también, no te sirvió nada la ayudita que te dimos el otro día. ―murmura Esteban, que le pasa el mate a Agus. Yo ruedo los ojos. Me quejé mucho de lo que hicieron esa noche y me enojé, pero no me duró mucho. ―Tenes que meterle...  pero no esperes que todo pase por arte de magia, la relación se va construyendo, el vínculo es...

―¿Pero ustedes me preguntaron a mi si yo quiero que pase algo? ―apoyo mi barbilla sobre mi mano al interrumpirlo. Esteban se encoje de hombros.

―Tampoco hay que ser muy inteligente como para darse cuenta de que estás muerto por ella ¿viste? ―murmura Agus. Yo suspiro.

Sí, tiene razón.

―Si, bueno, pero de ahí a querer tener algo otra vez es dar un paso muy grande.

Todos hacen silencio, incluso María deja de maquillar a Mati para mirarme con los ojos entrecerrados.

―¿Y qué te impide darlo? ―la voz suave de Esteban irrumpe la quietud, su pregunta sale con una dulzura increíble.

―Que todo se vaya a la mierda y que esta vez la pierda para siempre. ―murmuro, sincerándome ante ellos por primera vez desde que la volví a ver. ―Porque ahora como que estoy tranquilo teniéndola cerca y sabiendo que le puedo sacar una risa, que podemos hablar bien, tranquilos... no sé, pienso en que puedo cagarla otra vez y me da miedo. 

―Vos sabes que, mi vieja siempre me dice algo... ―dice Agus, dándole un sorbo al mate. ―El miedo es muy hijo de puta, te paraliza, te hace pensar las cosas mil veces antes de hacerlas, y eso te saca la espontaneidad, el disfrute de hacer algo con ganas... estás todo el tiempo pensando en no dar un paso en falso, en no equivocarte... ¿pero qué es la vida sin equivocaciones? No aprendes nada. ―estira el mate para devolvérselo a Esteban, que tiene el termo apoyado en el piso, entre sus pies, y es el encargado de cebarlos. ―Amigo, vos te tenes que ver, cuando estás en el mismo lugar que ella es como si no existiera nada más.

solo por vos ; enzo vogrincic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora