Es difícil combatir todos estos sentimientos que nos abruman cada día. Cada vez que nos despertamos, están ahí en nuestras cabezas. Estas preocupaciones son las que no nos dejan dormir o no nos permiten concentrarnos en el estudio. ¿Cómo podemos separar estos dos mundos? El mundo en el que es difícil entender el sentido de las cosas y el mundo real, aquel que nos abre las puertas a nuestro futuro.
Sin embargo, ya puedo adelantaros que sí hay luz al final del túnel. Que sí es posible combatir todas estas preocupaciones que rondan cada día por nuestras cabezas. Pero no hay una regla que se pueda seguir para conseguirlo. La clave está en conocerse a uno mismo. ¿Cómo que conocerse a uno mismo?
Es paradójico, pero a veces conocemos más al prójimo que a nosotros mismos. ¿Pero por qué? ¿Tenemos miedo de descubrir quiénes somos? ¿O simplemente nunca nos hemos detenido a pensar en ello?Qué preguntas más simples pero a la vez tan complicadas. Esta pregunta existencial es la clave para nuestra salida de escape de esos pensamientos que nos abruman la mente. Sin embargo, no es tan fácil como suena.
Uno de los mayores problemas de los adolescentes es que nos guardamos todo para nosotros mismos. Pero no nos damos cuenta de que al hacer eso, nos consumimos internamente. El mayor reto que enfrentamos nosotros, los adolescentes, es aprender a expresar nuestros sentimientos. Esos sentimientos que intentamos ignorar, pero que, sin embargo, siempre están presentes.
Uno siempre les dice a sus amigos que cuenten siempre con uno y que si algún día les pasa algo, uno estará ahí para ayudarles. Pues lo que les decimos a los demás es lo que también debemos aplicarnos a nosotros mismos. Todas estas personas que prefieren escuchar a los demás en lugar de hablar de sus propios sentimientos deben tener claro que también merecemos ser escuchados.
Tienes que tener mucha valentía para abrirte a otra persona, ya que al hacerlo, esa persona conocerá tus debilidades. Por esta razón, mucha gente no lo hace, porque no quiere sentirse vulnerable. Aun así, es algo muy importante, ya que como mucha gente dice, "si te tragas todo lo que sientes, al final te ahogas".
Sin embargo, no creo que esta sea la única razón por la que nos da respeto hablar de nuestros sentimientos. Cuando uno expresa sus sentimientos en voz alta, es como si se volvieran realidad. Antes los tenías en tu cabeza y se volvían cada vez más grandes, porque los guardabas en un rincón que tratabas de ignorar. Pero cuando los dices en voz alta, disminuye su importancia ya que te das cuenta que eran pensamientos que no eran tan graves como pensabas.
Pero a la vez, cuando los dices en voz alta es como que se hacen realidad y cuando lo haces, ya no hay vuelta atrás. Ahora los tienes que enfrentar de verdad, porque no solo tú los sabes, sino también la persona a la que se los has contado, y esa persona va a asegurarse de que los afrontes.
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Una sociedad incomprensible
KurzgeschichtenIntentar conocerse a uno mismo es uno de los mayores retos que tendremos que superar a lo largo de nuestras vidas, por muy paradójico que suene.