Duerme, Duerme allá.
donde las tinieblas mentales esconden el pensamiento de los mundos ocultos atados por las cadenas del olvido cada vez más fuertes y frías. pero estas no son más que tu propio deseo manipulado por aquel ser demagógico que percibe y domina hasta las más profunda y sublime intención de tu alma y tu espíritu, Ofreciéndole a tu cuerpo un placer ameno y fugaz.
pero si tan solo cerraras los ojos y permitieras a la luz cubrir tu rostro y apoderarse de ti, podrías ver la verdad en medio de la obscuridad y el tierno y compasivo destello que se podría encontrar en la crueldad del fuego candente.
Mírate, ahí estas, sumergido en un extenso océano de falacias cada vez más cálidas y dulces.
Y sigues ahí... inclinado ante la mentira pues ese es tu Dios, el Dios de todos, al que rindes venia y le alabas sin cesar, al que confías tu alma sin refutar, y le permites apoderarse lenta y vorazmente de tus pensamientos y tu poder de razonamiento.
ya este no te pertenece, ahora es él quien lo posee, lo tiene oculto en un misterioso y recóndito lugar del universo astral, al que solo pueden entrar las almas fugaces ocultas bajo un velo tan oscuro como sus pecados voraces.
Ahora huyes eternamente de la verdad insurgente, y al rescindir de los tiempos concebirás que no eres más que materia cruelmente formada por un alma trascedente, una mente inconsciente y un cuerpo frío y decadente.
