Venus una chica de cabello y ojos rosa que trabaja para su tía, la señora Fregoso quien ha cuidado de ella desde que nació.
Ella nunca se ha enamorado ya que su tía no la deja salir con chicos ni tener amigos o amigas, a excepción de Noodle y Prude...
Prudence estaba en su habitación, mirando el teléfono que Slugworth le había dado. Él le había dicho que lo usara solo para comunicarse con él, y que le informara de cualquier cosa que supiera sobre Willy Wonka y Venus. Él le había dicho que era por seguridad, pero Prudence sabía que era por control.
Prudence sabía mucho sobre Willy Wonka y Venus. Los había seguido, los había escuchado, los había descubierto y se había hecho pasar por su cómplice. Sabía que tenían un plan para vender chocolate de contrabando en las calles de Londres. Sabía que usaban disfraces y nombres falsos, y que tenían varios puntos de venta. Sabía dónde y cuándo iban a estar.
Prudence también sabía lo que Slugworth quería que hiciera. Que los delatara a la policía, y que les robara una muestra de chocolate. Que los separara, y que se quedara con Venus. Que los traicionara, y que se uniera a él. Prudence no quería hacerlo. No quería delatar a su mejor amiga, ni traicionar a su amor, ni servir a su enemigo. No quería perder a Venus, ni ganarse a Slugworth, ni venderse a sí mismo.
Pero Prudence no tenía otra opción. Slugworth lo tenía atrapado, lo tenía amenazado, lo tenía comprado. Él le había ofrecido dinero, poder, y amor. Él le había prometido que le daría a Venus, si le daba a Wonka. Pero Prudence sabía que era una mentira. Él sabía que Slugworth no le daría a Venus, sino que se la quitaría. Él sabía que Venus no lo amaba, sino que amaba a Wonka. Él sabía que él no era feliz, sino que era infeliz.
Prudence tomó una decisión. Decidió hacer lo que Slugworth quería que hiciera. Decidió delatar a Willy Wonka y a Venus. Decidió marcar el número de Slugworth, y decirle todo lo que sabía. Prudence marcó el número de Slugworth, y esperó a que contestara. Mientras tanto, pensó en lo que iba a decir, y en lo que iba a pasar. Pensó en Willy en Venus, y en lo que sentía por ellos. Pensó en el amor, y en el odio. Pensó en la lealtad, y en la traición. Pensó en la felicidad, y en la culpa.
Prudence se sintió mal. Se sintió mal por lo que iba a hacer, por lo que estaba haciendo, por lo que había hecho. Se sintió mal por delatar a su mejor amiga, por traicionar a su amor, por servir a su enemigo. Se sintió mal por perder a Venus, por ganarse a Slugworth, por venderse a sí mismo. Slugworth contestó al segundo tono, con su voz grave y autoritaria.
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Slugworth: Que quieres? -pregunto el Sr. Slugworth-
Prudence: Tengo información sobre Willy y Venus -dijo Prudence con voz nerviosa-
Slugworth: Qué información? -pregunto Slugworth con interes-
Prudence: Tienen un plan para vender chocolates de contrabando en las calles. Usarán disfraces y nombres falsos -dijo Prudence con voz temblorosa-
