Nota de autora: Lo que ponga en negrita es lo que dice Minato~
__________________________________"Esté donde esté, siempre te amaré, a pesar de las adversidades... siempre"
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Un puñetazo, otro, otro y otro, seguido de una patada en el costado y unas palabras demasiado desagradables. Mis acosadores se estaban desahogando conmigo, como todos los días.
-Vámonos, Juan Manuel, no merece ni que la toquemos-
--Tienes razón, Jesús, ella y sus dibujos chinos... ojalá y te mueras-
Éste último me escupió y empezaron a reír, al igual que el resto de la clase. Cuando todos se fueron, me levanté débilmente y me subí a la mesa que estaba al lado del gran armario, para coger mi mochila que la habían lanzado ahí arriba. La cogí y bajé algo patosa. Me la puse y me encaminé a la salida a paso rápido y con la cabeza agachada, rezando a la diosa Kaguya que no estuviera este ganado esperándome fuera. Gracias a ella, no estaban. Me monté en el bus escolar y me puse los cascos. Cerré los ojos con fuerza y esperé a que terminara el trayecto.
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-Hola-
-Hola, cariño- Mi madre besa mi frente. -¿Qué te ha pasado? ¡Tienes la cara llena de golpes!
-Me caí en un camino lleno de rocas- Sonreí. -No tengo hambre... ¿Me guardas mi comida para después?-
Antes de que me contestara subí a paso rápido las escaleras. Cuando subí, cerré la puerta y me apoyé en ella mientras caía de rodillas. Un sollozo se escuchó por toda la habitación. Tapé mi boca, para no hacer ruido y alertar a mi madre. ¿Por qué mis antiguos mejores amigos me estaban haciendo esto?
"Tú no tienes la culpa"
Levanté la vista y lo vi. El único que está ahí para mi y solamente para mi. Su expresión demostraba preocupación, estaba de cuclillas frente a mi, apoyaba sus manos en mis muslos y posaba su frente sobre la mía.
-¿Qué les hice? No logro entenderlo Minato, dímelo tú...-
Subió sus manos hasta mi cuello y empezó a acariciarme. Se levantó, me cogió de la mano y caminó hacia la cama. Se sentó y apoyó su espalda contra la pared, para sentarme en su regazo y apoyar su cabeza en mi pecho.
-¿Por qué quieren hacerme daño?-
"Saben que eres feliz con lo poco que tienes. No soportan la idea de que prefieras estar aquí, en casa, antes que estar con ellos por ahí"
-Claro que quiero estar aquí, porque estás tú... si no, me moriría de pena-
"No digas eso, no soy solamente yo, eres tú y tu gran voluntad de fuego"
-Y esa voluntad... ¿Quién me la da?- Sonrío
"Tú sola, y ahora calla, quiero escuchar tu corazón"
Me abrazó muy fuerte y yo apoyé mi cabeza en la suya.
-¿Hoy no me vas a llevar a Konoha?-
"¿Quieres ir?"
Asentí sonriendo y éste me miró con una gran sonrisa. Me tumbó en la cama y me tapó, cogió su kunai que tengo colgado en la pared y lo puso en mis manos, yo lo abracé y cerré los ojos, mientras éste estaba de cuclillas frente a mi acariciándome la cabeza.
Cuando me estaba quedando casi dormida...
"Hiraishin no jutsu"
Abrí los ojos y me encontraba en su cama.