01. Monotonía

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Mark, un joven atrapado en la monotonía de la vida cotidiana, se despertaba cada mañana con la misma sensación de desgano. Su día a día se veía marcado por una rutina laboral agotadora y tediosa. Vestía el mismo traje aburrido, se sumergía en informes interminables y participaba en reuniones que le robaban la vitalidad.

Las horas en la oficina se arrastraban como si el reloj se hubiera aliado con la monotonía. Mark ansiaba un respiro, anhelaba una chispa de emoción en su vida. La cafetera se convertía en su mejor aliada para combatir el cansancio, pero cada sorbo de café parecía amargo, recordándole la falta de sabor en su existencia.

Mark se acercó a su amigo de oficina, Brian, en la sala de descanso, con una mirada cansada y una taza de café en la mano. Brian levantó la vista de su computadora portátil y notó la expresión de frustración en el rostro de Mark.

-Hey, Brian. ¿Puedo hablarte un momento?

-Brian: Claro, Mark. ¿Qué pasa? Te ves más cansado de lo usual.

- (suspira) Sí, estoy agotado, Brian. Esta rutina diaria está volviéndome loco. Si veo otro informe más o tengo otra reunión aburrida, creo que voy a enloquecer.

- Entiendo lo que dices. Todos nos sentimos atrapados a veces. ¿Has considerado tomar un día libre para descansar un poco?

- (frunciendo el ceño) Sí, pero incluso los días libres parecen una extensión de esta monotonía. Brian... necesito algo emocionante, algo que me haga sentir vivo.

- Bueno, ¿has pensado en intentar algo nuevo fuera del trabajo? Tal vez un hobby o actividad que realmente te apasione.

- (Mark sonríe irónicamente) ¿Hobby? ¿Actividad apasionante? Suena genial, pero en este momento, la emoción parece ser un bien escaso en mi vida.

- (riéndose) Bueno, siempre puedes inventar algo emocionante, ¿no? Cambiar las cosas a veces está en nuestras propias manos.

- (Mark levantando una ceja) ¿Inventar algo emocionante? ¿Te refieres como... un apocalipsis zombi?

- (riendo) Esa es una idea bastante extrema, pero supongo que funcionaría. Aunque, ¿qué tan realista es eso?

- ¿Quién sabe? Tal vez sería la sacudida que necesito. Un poco de emoción en medio de esta rutina. ¿Te unirías a mi banda de supervivencia en caso de un apocalipsis zombi?

- ¡Claro! Contar con un amigo durante el apocalipsis sería imprescindible. Aunque, preferiría algo menos imaginario, ¿quizás un día de paintball el fin de semana?

- (asiente) Sí, algo así. Algo para escapar de esta rutina, aunque sea temporalmente.

La conversación entre Mark y Brian terminó con risas y la semilla de una idea que, sin que lo supieran, tomaría un giro inesperado en el futuro cercano.

Al salir del trabajo, Mark solía pasear por las mismas calles, con la mirada perdida en la multitud apresurada que le rodeaba. Su apartamento se transformaba en un refugio temporal donde las paredes blancas y los muebles sin vida eran el reflejo de su propia monotonía.

Las noches eran su única pausa, pero aún así, la televisión se convertía en su compañera silenciosa. Las películas y los videojuegos le ofrecían un escape temporal, llevándolo a mundos llenos de emoción y aventura que solo existían en la pantalla.

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En la monótona mañana, Mark se despertó como siempre, con un bostezo y un suspiro, sintiendo el peso de otro día de trabajo por delante. Sin embargo, algo en el aire era diferente; un susurro de inquietud que apenas rozaba su conciencia. No tardó en percibir el sonido lejano de gritos desesperados y alarmantes, como una disonancia inusual en la serenidad matutina.

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