Capítulo O6: Inevitable.

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Chan era el único de los amigos de mi hermano que no me veía sólo como "el hermano de Minho", y nada más que agregar

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Chan era el único de los amigos de mi hermano que no me veía sólo como "el hermano de Minho", y nada más que agregar. Esa fue una de las primeras razones por las que me empezó a interesar, pues ese chico sí que sabe ver y leer a las personas. Verlos realmente. No se conforma con las apariencias y rechaza completamente los estereotipos.

El problema de mi enamoramiento con Chan, es que cosas como esa son las que me tienen enganchadísimo a él. El problema de mi enamoramiento es que va más allá de una atracción física. El problema es que lo que siento va muy profundo, es de lo más intenso y se apodera de mí. El problema es que nunca podré sacarlo de mi cabeza. El maldito problema es que su interior y sus pensamientos son algo encantador para mí.

El problema es que aún si no nos hubiese acompañado a acampar, tampoco lo habría dejado de tener presente todo el fin de semana. Porque de alguna manera, Chan va a todos lados conmigo, escondido en esa parte de mí que le pertenece. Mi corazón.

Y lo sé más que nunca mientras lo miro chapotear en el agua, que no me lo puedo arrancar del pecho. Y lo observo desde la orilla del río, sentado en una gran roca y apenas sumergiendo la punta de los píes en el agua. Lo observo porque no puedo arrancarlo de mi pecho, y qué tanto. ¿Ya qué importa? Si no hay vuelta atrás. ¿Qué más da? A veces es sólo así... Acepto que estoy condenado y sólo me queda suspirar.

Tengo un libro en la mano pero no soy capaz de concentrarme, y él me atrapa observándolo y sonríe como si lo supiera. Que no me lo puedo arrancar del pecho.

Maldita sonrisa ladeada, es como si lo supiera. Y luego empieza a acercarse hacia mí con esa mirada que me confunde. Como si a mí me leyera tan bien, pero tan bien que lo sabía. Que para ese entonces ya sentía que lo amaba.

— ¡Oye, Lixie! ¿No vienes? Ya deja ese libro. — rió maliciosamente al plantarse frente a mí, saliendo de las aguas con gotitas de esta deslizándose por su torso desnudo y esa jodida sonrisa. Miró directo a mis ojos, sin vergüenza alguna. Se veía un tanto descarado, y eso hacía que me gustara más —. Sería una pena que se mojara por accidente. — añadió, burlonamente.

Me tensé en mi lugar e intenté poner la peor cara posible.

— Sería una pena que alguien te cortara el pene. — le respondí seriamente. Y él, tan risa fácil como era, enseguida estalló en carcajadas. Amaba hacerlo reír.

— ¿Por qué mi pene? — todavía riéndose y enfocando su mirada en la mía, como si no fuese nada, me separó las piernas con sus mojadas manos y se puso entre ellas para mirarme de cerca. Me dije, como todas las veces en las que se me acercaba así, que él sólo quería que nuestra conversación fuese más privada. Que sólo quería escucharme mejor entre tanto ruido. Pero aún así, era muy tarde. Porque mi inevitable ilusión creció.

— Porque sí. — le respondí de mala gana, frunciendo el ceño y abrazando el libro contra mi pecho. También lo miré de manera fija como él lo hacía conmigo, reusándome a ser quién apartara la mirada primero.

Y entonces todo parecía una guerra de miradas. Y entonces, él y yo en ese momento, estábamos tan cerca el uno del otro y a la vez yo tan cerca del cielo.

— Felix le teme al agua, Chan. Nunca entra cuando venimos. — comentó la señora Lee. Desde tierra, sentada sobre una manta y preparando todo para el almuerzo. La brisa le mecía los cabellos y ella sonreía con dulzura —. Tal vez puedas ayudarlo a superar su miedo mientras que yo cuido de su libro.

Ni bien había terminado de hablar la madre de Minho, cuando Chan ya estaba arrebatándome el libro de las manos.

— Ya vuelvo, nene. — creo haberle oído susurrar. Ni siquiera reaccioné a eso, pensando que ya me estaba volviendo loco y estaba escuchando cosas que no estaban ahí.

Suspiré, como cuando se me daba por aceptar que estaba condenado y muchas cosas de mi vida no tenían sentido. Y miré hacia donde mi padre y Minho nadaban juntos, entre risas y más. Recordando que la principal razón por la que nunca entraba al agua con ellos, era porque moría porque mamá estuviese en ese momento conmigo. Porque no sentía que mi padre estuviera conmigo realmente. Sino que solo con su hijo Minho.

— ¡Vamos! — chilló de manera divertida Chan, sorprendiéndome al aparecer de la nada y levantarme de la cintura de un solo tirón.

— ¡¿Qué pasa si hay animales raros ahí abajo?! — grito, preso de la histeria cuando me doy cuenta que ya estamos avanzando hacia dentro y el agua parece subir amenazadoramente.

Chan parece notar que tiemblo, porque pega su pecho a mi espalda y su cadera a las mías, pasando una mano a mi contraído abdomen y sosteniendo allí, con fuerza. Para luego llevar la otra a mi pecho y así terminar cubriéndome con su cuerpo, como siempre lo deseé.

— No te voy a soltar. — susurra detrás de mi oreja, erizando los cabellos de mi nuca con su aliento.

Soy incapaz de decir algo.

Porque fue como si nuestros cuerpos se hicieran uno solo.

Porque su mentón se apoyó en mi hombro y me estremecí violentamente.

Porque fue como si todos los ruidos, el de la corriente, el cantar de las aves y las risas de las personas desaparecieran. Como si todo se fuera y nos dejara atrás a nosotros en ese momento, congelados. Aunque nuestros cuerpos se sintieran calientes, presionados juntos fuertemente.

Porque era inevitable no quererlo. Era inevitable no sufrir por él.

Porque era inevitable. Vivir la incomodidad y el dolor de estar enamorado de Bang Chan.

Nunca había sido tan difícil acampar. Y si cosas como ese momento seguían pasando, ese fin de semana sería muy largo.

 Y si cosas como ese momento seguían pasando, ese fin de semana sería muy largo

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If i was a rose ♡ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora