Capítulo 4

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Una familia infeliz

─Tengo que colgar Lai, mi cuarto es un desastre y tengo que ordenarlo antes de que se me quiten las ganas de hacerlo─ me quejo al decirlo.


─¿Es muy grave el desorden?


─Míralo tú misma.


Roté la cámara de mi teléfono para que Laila viera mi catastrófica habitación.


─¡Uy si! ¡Vaya que es grave! Espera ¿Por qué tienes tantas tazas? ¿Eres coleccionista o algo así?─ dice entre risas.


─Siempre olvido devolverlos a la cocina─ me justifico.


─Bueno entonces te dejo para que te apresures. Nos vemos el lunes, te quiero Yu─ ella se despide entonando el te quiero con ternura.


─Adiós Lai, te quiero más.


Finalicé la videollamada. Froté mis ojos y un gran bostezo se escapa de mi boca. El sueño me estaba invadiendo, y si mi cuarto no estuviera como está yo ya estaría dormidísima.


Miré todo el desastre que estaba a mi alrededor con un gesto de desagrado.


Ropa regada por donde sea, maquillaje desordenado al igual que los zapatos, las tazas acumuladas, manchas de café, basura en el suelo, en fin, todo hecho un caos.


Me levanté de la cama decidida a ordenar todo de una vez por todas.


Empecé recogiendo toda la ropa sucia tirada en el suelo y la basura, para después aspirar toda la alfombra.


Mojé una franela y limpié todas las manchas de café que estaban en mi buró, guardé el maquillaje y por último llevé todas las tazas sucias a la cocina.


Al terminar, miré que por debajo de mi cama se asomaban las zapatillas que mi madre me había prestado para mi fiesta de cumpleaños, las tomé y salí hacia su habitación para devolverlas.


Eran muy pocas las veces que entraba a su habitación, así como las mismas veces que nosotras hablábamos

Toqué varias veces la puerta antes de entrar. Pero ella no contestó. Así que entré.


─¿Mamá?


No recibí respuesta.


El sonido del agua cayendo en la ducha llegó a mis oídos. Así que me senté a esperar a que ella saliera.
Aunque era mejor idea dejar las zapatillas en su closet, sin decirle nada, quería entregárselas yo misma, porque quería verla, y si tenia suerte, preguntarle cómo está.

La habitación de mis padres, aunque en realidad era territorio de mi madre. Es el doble de grande que la mía. Con un closet enorme, lleno de lujosa ropa, bolsos y una extensa colección de zapatillas.


Con paredes, muebles y luces blancas, la habitación reflejaba la personalidad de mi madre: Fría y costosa.


Mis ojos se detuvieron cuando observé un pequeño portarretratos con una foto familiar sobre el buró que estaba junto a la cama, me acerqué para verlo mejor, lo tomé en mis manos mirándolo minuciosamente.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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