Capitulo 1: Problemas internos

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Narra: ??? (Pov)

Nunca he sido una chica sobresaliente entre las demás. Desde muy pequeña en el jardín, siempre tuve problemas para socializar; con frecuencia era rechazada o aislada del grupo. En la hora del almuerzo, me veía obligada a estar con la maestra durante el momento de compartir el alimento. Mis padres no mostraban mucha preocupación, pensando que el problema se resolvería al crecer.

No podría decir cuál fue su reacción al darse cuenta de que el problema persistió en mi periodo de primaria y secundaria. No guardo buenos recuerdos de mi infancia y niñez debido a mi maldita condición. Sin embargo, todo cambiaría semanas antes de entrar a la preparatoria.

Paseando por las calles sin rumbo, viendo el resplandor de neones en la gran ciudad, me encontré con una tienda de música occidental, diferente a las tradicionales. Al acercarme, descubrí que era algo peculiar. Si mis padres se enteraran de mi gusto por el material extranjero, no lo tomarían bien.

En el rabillo del ojo y en mi subconsciente, escuché una canción de un vídeo musical que hablaba de la soledad y el escape de la monotonía. Era justo lo que necesitaba para usar la música como medio de escape y expresar mis pensamientos. Decidí entrar y comprar ese álbum para buscar inspiración, aunque tuve que ocultarlo de mis padres, un año después del suceso.

Ahora soy una guitarrista con bastante talento, aunque lamentablemente mi condición persiste. Sigo siendo una inadaptada social para los ojos de los demás, incapaz de encontrar a alguien en la vida real con quien socializar. En internet es todo lo contrario; creé un canal llamado "GuitarHero", donde recibo demasiados comentarios positivos y mi canal va en ascenso.

Mis padres no saben nada de mi vida en internet, solo mi hermana Futari y la mascota de la familia. Aunque tengo talento musical, sigo siendo la misma chica de antes. ¿Estaré condenada a ser así? Mientras me vestía para ir al instituto con mi sudadera rosada y la falda del instituto para llamar la atención, al contrario de lo que pienso, no funcionan, solo recibo regaños de los profesores.

En la estación del tren, esperando para ir al instituto con audífonos puestos y escuchando mi música, mis dedos danzan con armonía. Siento que hoy será distinto; una frase que siempre me digo antes de empezar la hora escolar, una manera de auto engañarme.

Sigo mi camino con normalidad, sin encontrar algo que pueda hacer para llamar la atención de alguien. Solo me queda sentarme en mi puesto y esperar a que el maestro aparezca. Opto por poner música en mis audífonos, evitando así escuchar la aburrida clase de la mañana. Anhelo escapar de las clases.

Las clases de la mañana transcurrieron sin mayores acontecimientos. En la hora del almuerzo, opté por sentarme en el rincón más apartado. Ahora tocaba ocuparme de comer, observando cómo todos a mi alrededor tenían al menos a alguien con quien hablar. Me sentía única, sola en todo el comedor, experimentando una sensación de miseria en ese preciso momento.

Ya era hora de regresar a clase, con la sensación de que nada cambiaría. Sin embargo, algo rompió la monotonía cuando choqué con alguien al volver. Mi primera reacción fue disculparme rápidamente y tratar de salir corriendo, pero, para mi desgracia, había chocado con alguien. Al abrir los ojos, me encontré con una pelirroja que simplemente dijo: "No fue nada", levantándose como si nada hubiera pasado.

Decidí restarle importancia al encuentro y seguir mi camino, aunque persistía el dolor de cabeza. Pensaba en si este día sería especial o si me depararía alguna sorpresa; cada pensamiento parecía aumentar el dolor. Al llegar al salón, la rutina de siempre, sin nada especial que hacer. El tiempo pasó y concluyó la hora escolar, dando paso a la hora de los clubes.

Seguía sentada en mi asiento, ocupada haciendo papelería, una actividad que me ayudaba a desestresarme. Me planteé la idea de dirigirme a unos columpios cercanos al instituto; me parecía divertido, me auto respondía. Finalmente, decidí irme, recogí mis cosas y me dirigí hacia la zona de columpios. Allí, me sentaba, perdida en mis pensamientos, hasta que la monotonía me aburría.

Columpiándome, noté a alguien sentada en una banca con lo que parecía ser una guitarra. La observé de reojo y me di cuenta de que era la misma pelirroja con la que había chocado durante la hora de almuerzo.

No podía creerlo; parecía que a ella también le gustaba la música, al igual que a mí. No lo dudé mucho y me bajé del columpio para acercarme a ella y preguntarle qué estaba haciendo. ¿Espera, estoy intentando hablar con alguien?


Oye, ¿te pasa algo? le pregunté. Ella solo pudo mirarme y asentir con la cabeza. Me senté a su lado, esperando alguna respuesta. ¿Quieres hablar sobre lo que te pasa?


Ella respondió: Pues decidí huir de una banda que hacíamos con una amiga por ser una decepción con la guitarra.

¿Decepción? Oye, no seas tan dura contigo misma. Tal vez solo necesitas un poco de práctica. Puedo ayudarte, si quieres, dije, aunque internamente me estaba muriendo.


Sus ojos brillaron intensamente, casi dejándome ciega.  En serio, ¿chica desconocida, me quieres ayudar? preguntó con una emoción igual de radiante que sus ojos.

Solo asentí con la cabeza y ella me abrazó, preguntándome mi nombre. Respondí: "Hitori Gotoh". Luego, como regla de cortesía, le pregunté el suyo. Ella respondió: "Ikuyo Kita".

Espera, acabo de hacer una amiga, pensé internamente.


Fin del Capítulo


Espero que les haya gustado el capítulo espero poder seguir avanzando en la historia



Aunque Bailemos en la oscuridad (Bocchi X Kita) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora