🄾🄲🄷🄾

580 95 7
                                    

Lleva demasiados años a su lado como para no saber lo que puede ocurrir si Taehyung liga esa noche, en especial, porque sabe que ese chico que no deja de mirarle está allí presente también.

— Es curioso, mi amor — dice esa dulce voz que le vuelve loco, retomándole a su atención — mi primo mayor está colado por ese chico alto y guapo que habéis traído.

— ¿Le gusta Taehyungie? — pregunta, enterándose ahora mismo.

— Abstente de volver a llamarle así, no quiero que conozcas mi faceta celosa — ronronea, pasándole la mano por el rostro, sensual — mi querido Yoonie está loquito por ese chico que tiene pinta de ponerle la mano encima ni a un libro.

— Taehyung es más peligroso de lo que parece — empieza a decir, pero la boca de Jimin tiene otros planes para él.

¿Y quién está adivinando que es más peligroso de lo que aparenta? En efecto, Yoongi.

Nadie le habría podido decir que ese hermoso chico que se sonroja al mirarle y casi le besa dulcemente la ultima vez, ahora tiene ocho brazos y quiere robarle el alma al besarle con tal intensidad.

Deben parar ahí, su imagen está en juego y no puede sonrojarse cual damisela.

— T-Taehyungie, d-detente — dice, logrando apartarlo, pero solo lo justo para volver a respirar — estamos en mitad de la calle, por favor — el pelinegro desvía la mirada, acongojado por la del peligris — n-necesito tomar aire.

— L-Lo siento, a veces me paso — susurra, algo avergonzado — p-pensé que estábamos en el mismo punto.

— ¡Kim Taehyung! — escuchan por detrás, girándose para ver a Seokjin.

El peligris suelta a su presa como si quemase, haciéndole un poco de daño en el ego al damnificado y logrando que este le lance una mala mirada a Seokjin, cosa que a Jimin, que va de su mano, no le hace ninguna gracia.

— Yoongi hyung, no vuelvas a mirarle así o te las verás conmigo — amenaza, andando hacia él.

— ¿Y qué va a hacer una princesita como tú contra mí? — escupe, revolviéndose el cabello.

— Te recuerdo que soy cinturón negro de varias artes marciales — gruñe, agarrándolo de la chaqueta — no me das ningún miedo, aprendiz de minion.

— ¿Cómo me has llamado? — escupe, apartándole la mano con brusquedad.

Pero ambos, antes de llegar a las manos, son detenidos por un tercero, más alto, corpulento y serio que ellos, obligándoles a cruzarse de brazos y sorprendiendo a sus dos acompañantes, al verlos tan sosegados.

— Hyung, Jiminie, debéis comportaros correctamente, no deberíamos llamar la atención más de lo justo — suspira, sacándose él también un cigarro.

Taehyung ve cómo el hermano menor de Yoongi amansa a esas dos hermosas fieras que iban a partirse la cara de un momento a otro, sintiéndose avergonzado por su comportamiento de hace un rato y deseoso de irse, para tratarse el problema que ha creado unos minutos de besos en su entrepierna.

— Me voy, que os jodan — escupe Yoongi, y literalmente, porque no duda en echar un escupitajo a los pies de Jimin.

El pelirosa la saca el dedo del medio mientras que este agarra a Taehyung por la muñeca, tirando de él hacia su moto para que lo acompañe; este, sin decir nada, obedece, dejándose colocar el casco y subiéndose en la parte trasera, algo emocionado por viajar de nuevo ahí.

— Jinnie vayámonos nosotros también — ronronea, meneando el trasero ante su chico, volviendo a ser dulce y amoroso.

— Pero N-Namjoonie...

— Supongo que no fui suficientemente claro antes y que no has escuchado que soy cinturón negro de varias artes marciales — dice, en un tono pasivo-agresivo que hace que cada vello del cuerpo de Seokjin, reaccione.

— Vámonos, mi amor — dice este, sonriendo, con algo de miedo.

Mientras tanto Jungkook ve cómo su familia se sigue desmoronando y cómo ninguno tiene pensado perpetuar la especie porque son todos homosexuales, cosa que le fascina, así, tiene más mujeres para él.

Mientras tanto Jungkook ve cómo su familia se sigue desmoronando y cómo ninguno tiene pensado perpetuar la especie porque son todos homosexuales, cosa que le fascina, así, tiene más mujeres para él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los ojos de Taehyung se abren de par en par al ver el gran apartamento en el que Yoongi lo acoge y cómo la botella de vino que abre vale más que el alquiler de su pisucho de estudiante.

— Siento que me hayas tenido que ver así — suspira, jugueteando con la copa — e-encima después de nuestro p-primer beso...

Ahí va de nuevo la confusión del peligris, que hace un rato lo veía partirse la cara con su primo y ahora está tímido y algo sonrojado, haciéndose de nuevo esas preguntas que le llevan a sospechar de ese chico.

— Podemos darnos otros más — dice, simplemente.

La mirada avergonzada del pelinegro le hace palpitar el corazón y la entrepierna, dejándose llevar por esa invitación a su casa, queriendo descubrir si debajo suya va a ser tan caliente y peligroso como ha sido antes en la calle.

—  Procuraré no llevarte la contraria nunca o me harás como a tu primo — dice, con una sensual voz mientras lo acorrala contra la encimera de la isla donde están sentados.

— A Jiminie no iba a hacerle nada, a ti sí podría hacértelo si se te ocurre — sonríe, aceptando la cercanía de Taehyung

El peligris recibe ese intenso beso emocionado por ello, deseoso de ver a ese tranquilo muchacho en toda la acción que las formas de antes le han prometido conocer, dejándose restregar contra su entrepierna, para abrir mucho los ojos al sentir el arma secreta que acompaña a ese bello rostro.

Si se ahogaba con un beso, no tiene claro si sobrevivirá a meterse eso dentro de la garganta.

He's a red flag! ❣ TaeGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora