Sádica | Michael Afton x Oc

01

Tw: violencia física

Un nuevo día había llegado y el rostro de Michael tenia el mismo estado que hace solo una noche, lamentablemente la hinchazón no había bajado tanto con el el frio hielo que anteriormente se había puesto.

El adolescente con un pesado sueño se levanta al espejo, viendo cada marca que le había dejado su padre, los golpes estaban marcados en su rostro y el morado se apoderaba de el. 

- Que mierda...?- pronuncio con cierto disgusto, observaba su rostro con asco y miedo, ni siquiera sabia si en algún momento alguno iba a sangrar, estaba tan inflamado que no soportaba verse.

Tembloroso abrió el grifo para lavar su rostro magullado, el agua caía por sus pestañas y su respiración se hacia cada vez mas lenta; se miro una vez mas en el espejo para luego con la cabeza baja lavar sus dientes en silencio.

- Quiero salir...- el chico de ojos azules llevo su mirada melancólica y cansada a la ventana que se encontraba mas cerca de el - pero no creo que mi padre me deje, no así- finalizo con un suspiro.

Su mirada se dirigió al cepillo que sostenían sus dedos para luego apretarlo con rabia.

- ¿¡Que carajos me importa...?! - su ceño se frunció a la vez que lanzo el objeto que tenia en sus manos para luego presionar sus puños con furia e impotencia, odiaba con toda su alma a aquel hombre que controlaba su asquerosa vida, deseaba escapar, salir de todo esto que le atormentaba día tras día.

Termino de lavar sus dientes para luego tomar su celular y una mochila que tenia cerca. Sus manos levantaron la gran venta que tenia en su cuarto para finalmente pasar su cuerpo por ella y escapar de aquel hogar.

No era primera vez que el salía así de su hogar, varias veces ya se había escapado pero no encontraba las fuerzas para abandonar por completo a su familia; aunque no le gustaba admitirlo el sin el sustento que le dan sus progenitores no es nada, se considera lo suficientemente inútil como para ni siquiera saber como mantener un trabajo.

- Hey- saludo a uno de los chicos con los cuales suele pasar el rato después de correr desde su hogar a una pequeña plaza, su respiración agitada hacia que se tragara sus palabras, por lo cual espero a que los otros hablaran.

Horas pasaron desde que se vio al adolescente en su casa, todo el día ausente, vaya que lo castigarían, pero no le importaba en lo mas mínimo, después de todo si su padre quería mantener su reputación no le volvería a golpear hasta que sus heridas se hayan curado completamente.

Finalmente con un nudo en el estomago el chico decidió volver a su hogar, sus pies ya hinchados de pasar todo el día afuera anhelaban un descanso, al igual que su mente, la cual había estado trabajando todo el día pensando en lo que le ocurriría cuando volviera a su hogar.

Al abrir la puerta nada lo tenia preparado para una imagen tan fuerte como la que tenia ante sus ojos, su estomago se retorció por completo y su respiración se detuvo al instante.

Aquella mujer que le había dado vida se encontraba en el suelo con una gran herida en el rostro, la sangre caía por su rostro y manchaba sus ropajes de color blanco; el hombre que sostenía su muñeca con una mirada intensa se volteo a la figura que se encontraba en el marco de la puerta.

- ¡Tú!- menciono entre dientes denotando un tono agrio.

Michael no alcanzo a pronunciar ninguna palabra ya que las grandes manos de su progenitor se encontraban alrededor de su cuello impidiendo el paso de aire a sus pulmones.

- ¿¡Donde mierda estabas?!- su voz grave y autoritaria resonó en la sala a la vez que el adolescente se esforzaba por respirar.

- P-Padre...ss-ueltAme- un grito ahogado salió de sus labios con el poco aire que le quedaba en sus pulmones.