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El sol salió entre las grises nubes, el cielo desprendía una tristeza abrumadora junto a un gélido aire que congelaba hasta los propios huesos; y aunque se podía distinguir el sol, este no emitía ni una sola pizca de calor, el ambiente era helado y totalmente miserable.

Los arboles y las casas crujían ante el feroz viento que los cubría por completo, las ventanas luchaban por manterse cerradas para proteger del frio a las personas que habitaban dentro.

Michael siendo una de estas personas, se refugiaba bajo sus cálidas mantas mientras disfrutaba de un sueño placentero, su cuerpo reposaba con tranquilidad en su cama mientras el silencio lo envolvía en un relajo eterno.

Esta tranquilidad fue interrumpida por los gritos incesantes en la casa de la familia Afton. La señora Afton apuraba a sus hijos menores a la vez que intentaba que su hijo mayor despertara; El hombre y padre del hogar ya había abandonado el lugar afortunadamente, todos estaban desesperados en la casa; primer día escolar, ¿Qué mas estresante que eso?, y mas con la presión de mantener la reputación familiar.

- ¡Vamos Michael por favor!, si llegamos tarde tu padre nos matará- siguió presionando la madre, el adolescente todavía con el sueño pegado a su ser se vestía lentamente, su rostro demostraba un cansancio mortal.

Finalmente ya con su ropa puesta se dirigió al baño.

- Ojala se callara un rato- susurro mientras llevaba su cepillo de dientes a su boca, cerro los ojos imaginándose en su cómoda cama mientras recobraba el sueño.

-¿Tu no piensas apurarte?- gruño la mujer en el marco del baño, tenia sus brazos cruzados y el ceño fruncido.

- Ya voy madre- musito botando el liquido de su boca, tomo un poco de agua para escupir los restos de la pasta de dientes en el lavabo.

seguido de la mujer ambos bajaron la escalera a paso rápido, les quedaba poco tiempo y todos en el hogar lo sabían.

- Vámonos ya, por demorarte tanto comerás algo en la cafetería- su vista se dirigió a su hijo con molestia, su ceño fruncido y sus labios apretados le dijeron todo lo que debía oír. El adolescente solo asintió y subió al auto en silencio, esperando que algo lo sacara luego de esa situación.

A tan solo minutos de llegar una avalancha de madres rodearon a su madre y a sus hermanos, el joven evitando a toda costa toparse con ellas las esquivo con facilidad.

- Hey, tanto tiempo hermano-  saludo a uno de sus amigos, Jhon; el era un rubio que Michael conocía hace años, siempre hacían travesuras juntos.

- ¿Te quedaras hoy?, después de que pasen asistencia nos escaparemos junto a los demás- Michael con una sonrisa cómplice lo miro pensativo, llevo una mano a su rostro acariciando su mentón con intriga.

-Claro, ni loco me quedo aquí- soltó una pequeña risa para luego tomar por el hombro a su amigo he irse de la entrada de su escuela.

Al llegar ambos al salón el joven se pudo encontrar con los demás chicos con los que toda la vida se había juntado.

- ¿A quien tenemos aquí?- soltó junto a una risa Noah, un chico de cabellos negro y alto, su rostro se encontraba lleno de marcas debido a las continuas peleas en las que se metía.

- ¡Tanto tiempo imbécil!- El castaño extendió la mano que tenia metida en el bolsillo del pantalón para estrechar la de su amigo, una sonrisa amplia adornaba su rostro y la emoción lo invadía.

- ¿Así que si pudieron pasar de curso?- Una voz se escucho a las espaldas de los tres, todos se voltearon buscando el origen de esa voz conocida.

- Ryan!- gritaron los tres al unisonó acercándose al nombrado, un joven de estatura media, de un cabello rojo y ojos totalmente negros.

-No se acostaron con ningún profesor verdad?, es raro que haya pasado- los cuartos rieron para luego ir a sentarse a sus propios asientos.

A los poco minutos el profesor llego al salón, su tono amargo y lento aburria a todo quien lo escuchase, todos estaban ansiosos de que la hora terminara rápido, después de todo no era nada muy interesante.

La cabeza de Michael pesaba debido a la hora que se había levantado, esta reposaba en su mano mientras su vista se perdía en la nada. Finalmente su mano termino por no resistir su propio peso y cayó, inmediatamente sacudió la cabeza, para luego inspeccionar que nadie haya visto eso, hasta que noto a la chica sentada a un lado de el.

Su cabello negro y largo caía suavemente por su espalda, sus labios rojos se mantenían cerrados a la vez que las yemas de sus dedos se acercaron a su rostro para acomodar los lentes que reposaban en el puente de su nariz y la mirada de ella se mantenía fija en la pizarra y en la voz de su profesor. Su rostro totalmente fino y la erguida postura de su espalda era un afrodisiaco para la mente del joven.

Era hipnotizante ver como su cabello se movía ante sus movimientos y como sus lentes caían ante la propia transpiración de la joven; Michael quedo varios minutos observándola detenidamente, no se movía, su cuerpo estaba completamente paralizado.

Sin darse cuenta la hora ya había pasado, el timbre sonaba con fuerza por toda la escuela y todos los alumnos  se movían desesperados de abandonar luego ese salón.

- ¿Y?, Vamos hombre- sus amigos tomaron su brazo para llevarlo lejos de allí.

- ¿Cómo saldremos?- cuestiono Jhon, todos quedaron en silencio esperando que a alguien se le ocurra algo.

- En unos minutos salen los mas pequeños, salgamos escondidos- Hablo Michael centrado.

- ¿No tendrás problemas con tus hermanos?- le cuestionaron.

Negó con la cabeza para luego comenzar a moverse. Todos supieron al instante que pasaba, si se quedan ahí tarde o temprano se los llevarían a dirección.

Los cuatro jovenes esperaban pacientes a que se hiciera un gran grupo y así podrían salir sin que los vieran; cosa que a los poco minutos lograron con éxito.

- Ya, ¿Qué hacemos?- se miraron entre si ante  la pregunta de Noah, la verdad es que no tenían nada planeado.

- Solo vamos al centro comercial, compremos algo para comer- todos asintieron ante la idea de Ryan, quien sin mas, comenzó a caminar.

Durante el camino lo pasaron bastante bien. Por suerte el clima los acompañaba y las nubes ya no cubrían tanto el sol, pasaba una abrazadora brisa que cubría sus cuerpos dándoles tranquilidad; estaba ideal para salir.

Todos reían mientras escapaban de los policías por no haber pagado sus hamburguesas, sus pasos eran veloces y cada vez subían as el ritmo para escapar de ellos; no lo podían negar, les divertía hacer todo eso.

Terminaron por llegar a un parque donde comieron felizmente sus hamburguesas, todos sentían un cariño especial, después de todo habían estado juntos por mucho tiempo, no podían negar que se querían.

Se rieron al unísono mientras seguían contando sus experiencias de verano, todos contaban cosas divertidas mientras Michael solo se mantenía en silencio.

Le dolía que cierta parte de el nunca experimentaría esa parte familiar, que nunca sabría lo que es divertirse con su misma sangre; el deseaba con toda su alma sentir ese amor, esa protección, vendería su alma al diablo por solo algo de cariño.

Porque a pesar de todo el era solo un joven, y necesitaba esas relaciones, ese amor familiar.

Con pesadez exhalo mostrando una sonrisa falsa, los quería, pero no eran su familia. Nunca seria parte de una real familia, y el lo sabia bien.

- Creo que me tengo que ir- menciono con tristeza levantando sus cosas.

- ¡Que te vaya bien!- los tres lo despidieron animadamente, sus rostros tenían sonrisas amplias y se notaba esa pequeña tristeza de que alguien del grupo se tuviera que ir.

Su garganta se apretó de solo recordar las historias de sus amigos, su corazon se contrajo y solo quería irse. Su paso era veloz y sabia que no debía detenerse.

Después de todo el ya sabia que le esperaba en casa.

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buen dia <3 

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⏰ Última actualización: May 23 ⏰

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Sádica | Michael Afton x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora