02

156 13 1
                                    

❝  Samantha  ❞

Me encontraba inundada de trabajo, y mi cabeza explotaba, sentía que me iba a morir ahí mismo en mi oficina. Mi cuerpo se sentía débil, la calentura que tenía parecía ser alta.

Me había intentado comunicar con mi amiga, para que pudiera traerme un té o alguna medicina para el dolor de cabeza insoportable.

Mire como la puerta de mi oficina se abría, rápidamente ví a Félix entrar, quede algo confundida del porque estaba ahí, qué hacía en mi oficina.

— ¿Que quieres?— Pregunté en un tono molesto.

Félix sólo sonrió — Parece que estás algo molesta.

— No parece, estoy molesta.— Respondió y volví a poner mi mirada en los papeles regados en mi escritorio.

— Deberías tratarme bien.— Dijo Félix, mientras dejaba una carpeta que supongo contenía más papeles.

— Para eso está tu novia, no?.— Respondí y el negó con su cabeza.

— No tengo.— puse mi mirada en Félix quien ahora se encontraba serio.

— ¿Y esos papeles?— Pregunté, agarrando la carpeta.

Abrí la carpeta y eran varios papeles que tenía que presentar Osvaldo hace unos días. Mi cabeza lo había olvidado por completo, pues tenía muchas cosas pendientes.

— Osvaldo los había olvidado y me pidió el favor de entregarte esa carpeta.

— Házme un favor. ¿Me puedes comprar una pastilla del dolor de cabeza y hacerme un té?

Félix asistió y rápidamente se retiró de mi oficina. Eran nuestras primeras interacciones luego de mucho tiempo.

Quien diría que Félix, había terminado con su novia, pensé que iba a ser duradero. Al igual que yo había tenido un romance algo corto, al final termino siendo igual que todos, fallidos.

Al volver intentar tener algo con alguien, había sido algo difícil, ya que no contaba con el tiempo suficiente, solía viajar mucho en esa época y al regresar tenía que llenar, revisar, firmar papeles.

No solíamos conectar como lo había hecho con Félix. Félix era distinto, era amable, comprendía, me ayudaba en lo que podía y había agradecido eso.

— Aquí está la pastilla y el té, ten cuidado está algo caliente.— Félix se volvió a sentar y puso una botella de agua.

Tome la pastilla y hice una mueca de asco, pues no era fan de tomar pastillas, sentía el sabor horrible en mi garganta.

Félix reía al ver mi rostro, y solo lo mire mal, haciendo que se callará rápidamente.

— Gracias, pero creo que iré a casa a descansar.— suspire y cerré la botella de agua.

— Te llevaré, te ves muy mal.— solamente negué pero el parecía decidido a llevarme a mi casa.

— No es necesario, me puedo cuidar sola.

— Sigues siendo muy terca.— lo ví algo confundida por lo que acababa de decir.

— No creo que la única terca de aquí sea solamente yo.

El seguía insistiendo en llevarme, hasta que me convenció en ir, pues me sentía mal y se había enterado que estaba con mucha calentura.

Me encontraba en el carro, sentada con los ojos cerrados, me sentía tan mal que hasta la luz me molestaba. El carro se encontraba en silencio, pero mi duda del porque Félix había dejado a su novia.

— ¿Por qué dejaste a tu novia?— Pregunté, escuché varias risitas de el.

— Pues, dos días luego de la fiesta, me dijo que ya no quería nada conmigo, que estaba distante.

— Pues que extraño ¿No hay otra razón?— Sabía que no me estaba diciendo la verdad, sabía cómo era y lo conocía perfectamente.

— Había una razón, pero luego sabrás, se paciente.

Quede algo disgustada con su respuesta, pero no me encontraba bien de salud ni tengo ganas de seguir preguntando.

Me encontraba en mi cama, Félix me había preparado una sopa, le había dicho que si quería podía estar en mi Play y jugar algo de FIFA.

— Samantha deberías estar descansando ¿Que haces ahí?

— Ya me siento mejor, quiero estar aquí ahora.

Me senté a un lado de el, miraba como jugaba FIFA. Ahora recordaba cuando éramos novios, hacíamos exactamente lo mismo, pasabamos las tardes o noches así.

— Ella no hacía eso.— dijo y lo ví algo confundida.

— ¿Ella? Tu ex novia.

— Sí, podía llevarse bien con mis amigos, reírse de mis malos chiste, pero siempre se quejaba que jugará o hacia mis cosas favoritas.

— Ya es algo tarde, deberías quedarte.

— Bueno, dormiré en el sillón.— negué y sonreí.

— Duerme en la cama, ya hemos dormido juntos, no creo que haya un problema.

Ambos nos encontramos en la cama, intentaba quedarme dormida, sentí como los brazos de Félix en mi cintura.






ojos marrones - [Riverducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora