-PRÓLOGO-

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¿Qué pasaría si el tiempo de toda una vida estuviese marcado por los granos de arena de un reloj? ¿Cómo conseguir que un segundo se detenga, cuando el tiempo mismo parece ser tu peor enemigo y tu mejor aliado?

Si quería salvar mi propia vida debía ponerme en marcha; tenía que tomar una decisión pronto, porque cada momento se me escurría como agua entre los dedos.

Y, antes de darme cuenta, ya no tenía tiempo.

Y, antes de darme cuenta, ya no tenía tiempo

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Cuentos de Arlan I: El GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora