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     Desde que tenía 7 años se juró que se convertiría en Hokage y seguiría con la paz que ahora reinaba, estaba dispuesto a sacrificar su vida por su aldea, pero claro, obviamente no lo conseguiría si no entrenaba tanto física como mentalmente y puede que necesitara hacer alguna travesura en el futuro que lo llevará a conseguir más poder.

Y eso se encontraba haciendo ahora.

—Oka-san...—

Llamó asomando su cabeza por la puerta de la oficina, el rubio levantó la mirada de sus papeles y le dió una sonrisa mientras le decía que se acercara.

—¿Pasa algo cariño?—

—No, es que estás tan ocupado y pues me sentía solo en casa, papá lleva años de misión, ¿Podemos ir a Ichiraku a almorzar?—

El rubio miró con tristeza al pequeño adolescente.

Tenía demasiado trabajo y habían días en los que llegaba súper tarde a casa, hace años que no contaban con la presencia de Sasuke, lo menos que podía hacer por su hijo era ir con él, después de todo no iba a dejarlo de lado sabiendo que no han tenido la oportunidad de demostrarle cuanto lo aman.

—claro cariño vamos—

El pequeño doncel sonrió con alegría y eso hizo que el corazón del Uzumaki latiera con fuerza, amaba ver a su hijo feliz.

Lo que jamás imaginaria fue que minutos después un clon de su hijo entró a la oficina y se puso a registrar encontrando así pergaminos con técnicas del clan Uchiha y Uzumaki, eso le serviría, también encontró uno que no sabía de qué era pero no lo abrió por precaución.

—¿Edo-Tensei?... Nunca lo he escuchado, maldición ya me he demorado mucho—

Dijo guardando los pergaminos en su mochila, verificó que no había nadie y corrió hacia el distrito Uchiha, nadie a tocado en años ese lugar.

Entró a dónde cree que era dónde se reunían con los viejos del consejo del clan, dejó su mochila en el suelo y desapareció en una nube de humo.

Mientras tanto al cuerpo original le llegaron todos los recuerdos de su clon, había terminado de almorzar con su madre y lo acompañó hasta la torre, luego de despedirse fue al distrito.

Creó unos veinte clones y los puso a estudiar los pergaminos, el tenía uno del clan Uzumaki.

—cadenas de diamantina, suena interesante—

Siguió estudiando y practicando cada técnica de cada pergamino por durante todo un año, nunca nadie se dió cuenta, todos los días cada vez que salía de la academia se dirigía al distrito. Había memorizado cada Jutsu y lo había perfeccionado, aprendió a usar mejor su Sharingan, crear clones de sangre, usar las cadenas de diamantina, descubrió que sus heridas sanaban rápido gracias a su sangre Uzumaki, y ni hablar de crear jutsus de sellado, incluso resultó ser un gran ninja sensorial, podía sentir el chakra de una persona a más de 40km al igual que podía percibir las emociones. Entrenó genjutsu, ninjutsu, taijutsu, fuinjutsu, mejoró su lanzamiento de shurikens y dominó varios jutsus elementales. Realmente estaba emocionado por enseñarle a sus padres, pero aún no era momento.

                              ~•~

—nee~, Konohamaru nii-chan lamento llegar tarde es que me perdí en el sendero de la vida dattebasa—

—¡No mientas!—

Gritaron el sensei y la única chica del grupo y un albino solo sonreía y lo saludaba.

—ohayo Menma-kun—

—haa~, bien chicos nuestra misión es atrapar a unos ladrones, no tienen armas así que será fácil—

—¿Cuántos son en total Konohamaru-sensei?—

—el informe dice que cinco—

—será fácil—

—mirad son ellos, memoricen sus rostros, no son ninjas así que dudo que sepan hacer un henge—

—¡Yosh!, Nos veremos en este mismo punto cuando tengamos a esos bastardo—

—cualquier cosa hablen por el auricular si necesitan ayuda—

—¡Hai!—

Respondieron al unísono y desaparecieron.

Por la aldea se podía ver a un tipo corriendo del miedo adentrándose a un callejón sin salida.

—moh~, ya no tienes escapatoria—

Dijo con una sonrisa zorruna.

—¡te devolveré todo pero déjame en paz!—

—hmm, las cosas no son así, ahora duerme—

Lo metió en un pequeño genjutsu y lo noqueó, ató sus manos y las piernas y lo cargó como si fuera un costal de papas.

Al llegar al punto de encuentro vió a su sensei y amigos con los otros ladronzuelos.

—fue muy fácil dattebasa—

—iré a informarle al séptimo—

Dijo el Sarutobi

—yo iré a Ichiraku—

Comentó el pelinegro.







Uchiha Menma // MitsumenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora