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—Ya estás lista chula?.—sentiste los brazos de tu novio rodear tu cintura, abrazándote por la espalda.
—Si, nos vamos?.—le diste una leve sonrisa.
—Ujum.—respondió cerca de tu cuello, dandote un pequeño beso ahí antes de separarse de ti.
Hassan y tú bajaron a la entrada, subiendo a su camioneta, tú llendo de copiloto. Pues hassan tenía que hacer algunas cosas de su trabajo, como grabaciones y te pidió que lo acompañaras.
En la mayor parte del camino se la pasaron escuchando música o simplemente hablando, pero en todo ese tiempo notaste a tu novio algo raro.
—Hassan.—lo llamaste, a lo que el respondió con un sonido, pues tenía que tener la vista en el camino.
—Estás bien?, te noto algo raro.—
—Ah, si, no te preocupes chula, es solo estrés.—respondió
—Seguro?.—el volvió a responder con un "ujum".
Tú seguiste en lo tuyo, escuchando música, y de vez en cuando mirando a tu novio. Quien solo manejaba, seguía raro, y sabías que no era por estrés o tal vez si, pero no solo por eso. Estás tan metida en tus pensamientos que no notaste cuando hassan bajo la velocidad, acomodándose en su asiento.
—Mi amor.—te llamó.
—Ah, que pasa?.—preguntaste saliendo de tus pensamientos.
—Sabes algo?.—se acercó más a ti, poniendo el piloto automático, sentiste su respiración cerca de ti.
—Qué?.—estas algo nerviosa.
—Te deseo tanto, preciosa.—dejo varios besos húmedos en tu cuello.
—Hassan, ahora no.—intentaste alejarlo, pues sería raro hacerlo en un auto, según tu.
—Por favor princesa, hace mucho no hemos tenido relaciones.—una de sus manos toca suavemente tu muslo, algo fácil gracias a que tenías puesta una falda.
—Emilio.—trataste de alejarlo pero sabías que era solo perdida de tiempo, pues cuando hassan quería algo, no paraba hasta obtenerlo.
Con una de sus manos bajo el tirante de tu blusa, hasta estar a la mitad de tu brazo, dejando ver un poco tu sostén. Beso tus labios, primero de forma lenta, después un poco más intenso, mordiendo tus labios, pasando su lengua por ellos y metiendola en tu boca. Él se separó de ti, antes de bajar el cierre de su pantalón, dejando ver su miembro marcado por debajo del boxer. Lo viste sin decir nada, no era la primera vez que tenía relaciones, pero aún así, te seguía sorprendido.
—Te sigue sorprendiendo chula?.—soltó una risa burlona. —Vamos preciosa, chúpamela.—
Eso fue lo único que hassan tuvo que decir para que tú te acercarse a él, como pudiste bajaste su pantalón, rozando con tus manos su pene ya erecto. Emilio soltó un suspiro, animandote más a continuar, bajaste sus boxers y su miembro rápidamente salió al aire, hassan ahora se concentraba en el camino, su vista siempre en frente. Pasaste la palma de tu mano por toda su longitud, antes de pasar también tu lengua por ahí, metiendo todo lo que pudiste en tu boca, volteaste a ver a hassan, sus manos apretaban el volante con fuerza y su mandíbula estaba tensa, haciendo que se marcará aún más.
—Mierda.—hizo una pausa. —Se me había olvidado lo bien que me la mamabas.—su voz ahora sonaba más ronca, su respiración agitada y su cabello algo desordenado, una imagen que te hizo empapar tus bragas aún más.
Metias y sacabas su miembro de tu boca, emilio te ayudaba a llegar aún más, tomando tu cabello con una de sus manos, moviendo tu cabeza a su antojo, en ese momento agradecias tanto que hassan hubiera decidido tener ventanas polarizadas. Mientras seguías con el miembro de tu novio en tu boca, él comenzó a pasar su mano por tu espalda y tus nalgas, dando una nalgada en ese lugar, antes de pasar sus dedos por lo que pudo de tu parte íntima, metió un poco dos de sus dedos, recogiendo parte de tus fluidos, quitando sus dedos para llevarlos a su boca, probando todo tu sabor.
Tu mandíbula dolía, pero aún así, no dejaste de darle placer a Hassan, quien poco después se corrió en tu boca, obligandote a tragar todo su semen.
—Eso es, que buena niña eres.—te dió ese cumplido, volviendo a besarte de nuevo, paro a un lado de la carretera, en una gasolinera.
Cómo pudo quito tus bragas, dejandote con solo la falda, sujeto con fuerza tu cintura, alzandote para ponerte encima de él, sintiendo su pene haciendo fricción en cuanto estuviste en su regazo.
—Mi amor, quiero que me montes.—susurro en tu oído, sus manos estaban en tu trasero, "sosteniéndose".
Le diste otro beso, con la misma lujuria que el de antes, tomando su miembro, posicionándolo en tu entrada, metiendo un poco, soltando un gemido ahogado en el beso, emiliano se separo de aquel beso, ayudándote a bajar, metiendo más su pene en ti.
—Mierda, que rico me aprietas preciosa.—tomó tu cintura, volviendo a alzarte, mientras que tú bajabas con fuerza, haciendo que ambos soltaran un leve gemido.
Dabas pequeños "saltos" en el miembro de tu novio, aferrandote a él, arañando su espalda por encima de su camisa. Desde un principio hassan fue rudo, dando fuertes embestidas o ayudándote a bajar con más fuerza, haciendo que la caminata se moviera un poco, que seguro que la gente que pasará por ahí sospecharía de algo. Él no le dió importancia, ahora bajo tu playera, liberando solo tus pechos, los cuales no dudo en besar en cuanto estuvieron a la altura de su cara, mordiendo y lamiendo tus pezones. Su miembro seguía dentro de ti, tocando tu punto G cada que entraba, el ambiente cada vez era más caliente, mientras que las ventanas se empañaban, sus respiraciones cada vez eran más agitadas, hassan cada vez iba más rápido, algo que los hizo llegar a ambos rápidamente al orgasmo.
Recostaste tu cabeza en el pecho de emilio, mientras él te abrazaba, dejandote un beso en la cabeza.
—Se me había olvidado lo bien que se sentían tus nalguitas encima de mi.—se rió.
—Callaté.—estabas algo avergonzada, pero aún así lo abrazaste también, dandole un pequeño beso en los labios.
—Te amo preciosa.—fue lo último que dijo antes de volverte a besar.
