El carruaje avanzaba, sus ruedas levantaban el polvo del desierto mientras el viento soplaba inclemente. En su interior, una mujer zorro con un kimono compartía espacio con un niño humano, visiblemente demacrado como si los días en la calle lo hubieran maltratado.
Ceroba, el nombre de la mujer zorro, mostraba preocupación por el niño, anhelando que su esposo recibiera al pequeño de buena manera.
Finalmente, llegaron a la casa de Ceroba. Descendió primero, abriendo la puerta para el desconfiado niño llamado Clover. Miró a su alrededor, pero Ceroba le aseguró que no había nada que temer, extendiéndole la mano. Clover, aún con reticencias, agarró la mano de Ceroba y descendió del carruaje. Despidieron al cochero y observaron cómo se alejaba.
La casa, con su marcada temática japonesa, parecía fuera de lugar en el viejo oeste, pero a Clover le resultaba intrigante.
"Acompáñame", le dijo Ceroba, guiándolo dentro de la casa mientras sostenía su mano. Clover, con algo de temor, la siguió.
Al entrar, una cálida sensación de hogar envolvía el lugar, algo ajeno para Clover pero que le proporcionaba comodidad.
"Ceroba, ¿llegaste?" resonó una voz, probablemente el esposo de la mujer zorro. Le pidió a Clover esperar, quien asintió y se sentó en un sofá.
Minutos después, Ceroba regresó hablando con alguien. Apareció con otro zorro, gris y con gafas verdes, llevando un kimono verde. Al notar al niño humano, el zorro gris se quedó en silencio, causando cierta inquietud en Clover.
Ceroba, ¿qué significa esto?- dijo seriamente el zorro gris, identificado como Chujin.
-Chujin, sé que es repentino, pero no podía dejarlo solo, defendió Ceroba.
-Sabes perfectamente lo que pienso de los humanos", replicó Chujin.
-Lo sé, pero...
-No voy a aceptar a este humano en mi casa!- declaró Chujin, visiblemente molesto. Clover se sentía intimidado, y Ceroba se acercó para calmarlo.
-Te advierto que no quiero a ese humano aquí.
-Chujin, por favor, es solo un niño.
-No me importa.
El tenso silencio llenó la habitación mientras Chujin y Ceroba se enfrentaban en un conflicto visible. Clover, el pequeño humano en medio de la disputa, miraba con ojos asustados, sintiendo la tensión en el aire.
Ceroba intentaba apaciguar a su esposo,-Chujin, comprende que no podía abandonarlo. Ha pasado mucho tiempo en la calle y necesita un hogar.
Chujin, con mirada implacable, no cedía. -Los humanos no pertenecen aquí, Ceroba. No puedo aceptar esto."
El zorro gris avanzó hacia Clover, quien retrocedió instintivamente. -Este lugar no es para ti, niño. No encontrarás tu hogar aquí.
Ceroba, decidida a defender al niño, insistió-Chujin, por favor, mira más allá.Es solo un niño necesitado de amor y cuidado.
Sin embargo, Chujin permanecía intransigente. -No cambiaré mi opinión. Este humano no será bienvenido en nuestra casa.
Mientras el conflicto se intensificaba, Clover observó con tristeza. No entendía completamente lo que estaba sucediendo, pero sentía la hostilidad. Ceroba, sin rendirse, miró a Clover con determinación-No te preocupes, Clover. Encontraremos un lugar para ti.
Chujin, firme en sus convicciones, miró desafiante a Ceroba-Haz lo que quieras, pero yo no aceptaré a ese humano en nuestra vida.
Con esas palabras,chujin se fue de la escena, dejando a Clover en la encrucijada de un destino incierto.
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Esperandote
أدب الهواةClover, un niño huérfano del salvaje oeste, finalmente experimenta la dicha de descubrir lo que significa tener un verdadero hogar. A pesar de que Chujin inicialmente desprecia a Clover por ser un humano y no querer reemplazar a su hija Kanako, el n...