Cuando va a abrir la boca para decir algo, sacudo la cabeza y la agarro del brazo para levantarla yo mismo de la silla. Todavía tiene las tetas al aire, así que le bajo la camisa para tapárselas ahora que el espectáculo ha terminado.
Mientras la saco de ahí, los chicos del público aplauden y se ríen, y el fuego que siento se convierte en un infierno.
- Escucha, puedo explicártelo. - dice en voz baja mientras atravieso la pesada cortina que separa la parte delantera de la tienda del peep show de la parte trasera.
El dueño, Tony, está ahí de pie y cuando me ve su rostro palidece. - Rosco. ¿Qué haces aquí? - Mira a Zadie y levanta las manos. - He comprobado su identificación. Es legal.
- ¿Me estás diciendo que comprobaste su identificación y viste que me pertenecía y aun así la dejaste subir a ese puto escenario? - Pregunto mientras doy un paso amenazador hacia él.
- ¿Es tuya? - Si cabe, su cara palidece aún más.
- No le di mi identificación. - susurra Zadie, y Tony retrocede.
- Lo siento, Rosco. Por favor, no me mates. - suplica Tony, pero ahora tengo cosas más importantes de las que ocuparme.
- ¿Dónde está tu ropa? - le pregunto, ignorando al dueño.
-En la oficina-Señala una puerta de madera, y dejo a Tony ahí de pie mientras meto a Zadie en la oficina conmigo.
- ¿Tienes idea de lo que has hecho? - le pregunto mientras la aprieto contra el escritorio.
- Por favor, deja que te lo explique. - me ofrece, y al ver que le tiembla la barbilla, me siento como un puto imbécil.
- No hace falta que me lo expliques. Sabía que cuando me dijiste lo del trabajo era mentira. Te conozco mejor que nadie, Zadie. Estoy tan jodidamente en sintonía con todo lo que haces que puedo saber por la forma en que sostienes el tenedor si te gusta o no la cena. Puedo saber por la forma en que se te cae el pelo por la mañana si has dormido lo suficiente.
- Rosco. - dice en voz baja, y niego.
- No, Zadie, no lo entiendes. Toda mi vida ha estado dedicada a ti y a tus necesidades, y he hecho cosas malas para asegurarme de que tuvieras el deseo de tu corazón. - Aprieto mi cuerpo contra el suyo mientras me inclino cerca. - Te lo he dado todo, y así es como me lo pagas.
- No, no es así.
- La gente de esta ciudad conoce mi nombre porque viene acompañado de acciones, no de amenazas. Saben cuándo aparezco que no todos saldrán vivos de la habitación, Zadie.
Separa los labios cuando le pongo la mano en la garganta y le inclino la cabeza hacia atrás. Me inclino y la sujeto mientras aprieto mi boca contra la suya. No dudo en apoderarme de ella, lamo su interior y saboreo su dulzura. Cuando termino, se queda sin aliento y noto los latidos de su corazón en la palma de mi mano.
- Podría haberte detenido. ¿Lo sabes? - Paso mi nariz por su mejilla mientras acerco mis labios a sus oídos. - Podría haberlo detenido en el momento en que te vi entrar en este edificio, pero no lo hice.
- ¿Por qué? - La única palabra apenas supera un susurro.
-Porque, Zadie - mis labios rozan su oreja mientras noto cómo se estremece - quiero que esos hombres de ahí afuera vean lo que me pertenece.
Le agarro el culo con la otra mano y la subo al escritorio antes de arrancarle las bragas de entre las piernas. Mantengo mi agarre en su cuello mientras libero mi polla y la empujo hacia su abertura.
- Rosco. - Sus ojos se agrandan cuando empujo la punta húmeda contra ella. - ¿Qué estás haciendo? - Empieza a forcejear un poco, pero la tengo sujeta.
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Peep show
RandomElla pensaba que el solo se suponía que debía mirar. Escrita por Ar taboo.