1979
Alex:10 años
Ricky: 10 añosCuando era pequeño, solía preguntarle a mi madre: "¿Qué encontraba de fascinante en los libros?" Ella, siendo una apasionada lectora y amante de las letras, siempre respondía lo mismo: cada libro es un universo en sí mismo, y leerlos es como embarcarse en un viaje hacia lo desconocido. Observaba cómo esbozaba una sonrisa mientras tarareaba una melodía. Sin embargo, no entendía completamente su perspectiva porque la lectura me resultaba abrumadora. Había tantas cosas que me causaban estrés, especialmente el ruido externo, como la música. Para mí, la idea de combinar la música y la lectura era algo inimaginable, pero para ella, esa era la mejor combinación.
Frecuentemente, siendo aún pequeño, le preguntaba a papá, "¡¿está bien la manera en que mamá ve las cosas?!" Él siempre me decía que cada persona tiene su propia forma de ver las cosas y que, si mamá se sentía así, estaba bien. Después, acariciaba mi cabello largo y me decía que cuando creciera, tendría mis propias ideas. Según él, ser como mamá, no dejarse intimidar por los demás, era lo mejor. En ese momento, no sabía que ese consejo se convertiría en mi lema ni que marcaría mi vida de una manera sorprendente.
Ahora que estoy un poco más grande, comienzo a entender a mi madre y su amor por la lectura. He descubierto la manera de dejar fluir toda mi imaginación y pensamientos, guardándolos para siempre. Aunque no soy perfecto escribiendo, creo que es algo que me apasiona mucho. Me encanta la idea de crear muchos universos para que mi madre y otras personas puedan viajar a través de ellos. Quiero ser un medio de transporte entre universos.
A pesar de que muchas personas están en contra de que me guste esto, mi madre siempre me dice que si esto es lo mío, ella no tiene prejuicios y me motiva. Sin embargo, las personas de afuera a veces son muy crueles con un niño como yo. Suelen decirme cosas humillantes. No entiendo ¿qué tiene de malo que me guste dejar fluir mi imaginación?
Mientras estaba absorto en mis pensamientos, alguien me gritó desde lejos que tuviera cuidado. El balón se dirigía hacia donde yo estaba, y la situación se volvió un tanto caótica. Era como si la vida imitara la imprevisibilidad de mis propios universos escritos. Cerré los ojos, esperando con fuerza que el balón llegara, pero en realidad, nunca lo hizo.
Algo o alguien se interpuso entre el recorrido del balón y mi cara, sorprendiéndome mucho. Alguien había hecho algo por mí, algo inesperado según los demás.
"Oye tú", dijo aquel desconocido de cabello rubio y unos hermosos ojos llenos de vida. Quedé incrédulo de que este chico estuviera hablándome y me señalé a mí mismo en modo de pregunta. Él asintió con la cabeza, haciéndome señas de que me acercara a él.
Estaba muy indeciso sobre acercarme a él, pero sus ojos me inspiraban confianza, así que me acerqué con miedo, temblando por completo. "Dios, solo espero que no me haga nada malo", pensé. Mis intenciones eran rogarle que no me golpeara y pedir disculpas.
Cuando me acerqué a él con cierta distancia y temor, no me atrevía a mirarlo a la cara. Mantuve la mirada en el suelo, esperando que hablara. No sabía cómo reaccionaría si lo hacía. Aunque no lo conocía y era la primera vez que lo veía, por costumbre y para protegerme, no hablaba primero. Mucha gente se enoja si hago eso.
Cuando iba a decir algo, caí de rodillas mientras entre susurros le suplicaba que no me hiciera nada.
"Por favor, no me hagas nada. Te juro que me haré responsable del golpe. Si quieres, te doy mi almuerzo", dije llorando y con la voz entrecortada. Al no escuchar respuesta, decidí cerrar los ojos con fuerza, esperando el golpe. Pero en lugar de eso, sentí un abrazo.
Levanté el rostro y lo empujé, desesperado. Miré hacia todas partes, esperando que nadie hubiera visto. Luego, volví la mirada hacia el desconocido y lo vi en el suelo frotándose una mano. Me apresuré rápidamente.
"Perdón por eso y por todo, pero en verdad, nadie podía verte abrazándome. Podrían pasarte cosas malas", dije mientras lo ayudaba a levantarse. La emoción y el miedo aún temblaban en mi voz.
Después de un momento de silencio incómodo, el desconocido finalmente habló. "No deberías tener que pedir perdón por protegerte. No era mi intención asustarte. ¿Estás bien?"
Asentí tímidamente, incapaz de mirarlo directamente.
"Me llamo Alex, ¿y tú?"
"Soy Ricky", respondí con un suspiro de alivio.
Alex sonríe con amabilidad, disipando cualquier rastro de tensión en el aire. "Un placer conocerte, Ricky. ¿Te encuentras bien después de ese pequeño incidente con el balón?"
Ricky asiente tímidamente, aún procesando la sorpresa del gesto protector de Alex. "Sí, gracias a ti. No esperaba que alguien hiciera algo así por mí".
Alex se encoge de hombros, tratando de restar importancia al acto. "No deberías tener que preocuparte por eso. Creo que todos merecemos un poco de ayuda de vez en cuando. ¿Escribes mucho, Ricky? He notado esa máquina de escribir que llevas contigo".
Ricky se ilumina ante la mención de su pasión. "Sí, lo hago. Me encanta plasmar mis pensamientos y crear historias. ¿Y tú? ¿Tienes alguna pasión o sueño?"
Alex sonríe de manera enigmática, como si estuviera a punto de revelar un secreto. "Mi
sueño es la música. Me encanta tocar la guitarra, pero... bueno, no todos en mi vida aprueban ese sueño".Ricky se queda intrigado. "¿Por qué? La música es increíble".
Alex suspira. "Mis padres piensan que es algo 'de gays', como si eso fuera malo. Pero yo sé que la música es mi verdadera pasión, y estoy dispuesto a seguir mi corazón".
Ricky asiente con empatía. "Entiendo lo que es enfrentar la desaprobación de los demás. Por mi forma de vestir y mi amor por la escritura, a veces me discriminan. Pero no dejaré que eso me detenga".
La conexión entre ellos crece mientras comparten sus luchas y sueños en aquel pequeño rincón del mundo. La historia de Ricky y Alex apenas comienza, y el destino parece haber tejido un lazo especial entre ellos.
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me pone muy nerviosa subir esto pero a la vez muy emocionda por compartir algo que me apasiona mucho
-Mar🧸
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Entre líneas y sonidos
RomanceEn un pueblo tranquilo, Ricky y Alex se conocen de niños, marcando el comienzo de una historia especial que desafiará las reglas. La década de los 80 es el telón de fondo, donde la música y la escritura se mezclan en una historia única. Atravesando...