Capítulo 8

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—¡Vasta, vasta! —empecé a reír a carcajadas mientras corría por todo el césped ¡Zayn deja de echarme agua, me estas mojando el cabello! ¡Vasta!

Zayn corría detrás de mí con la manguera. Yo estaba corriendo todo lo que podía alrededor del gran patio de mí casa pero él esta peligrosamente cerca.
Mis pies se enredaron, lo que hizo que quede como una galleta aplastada en el piso, con la cara y todo mi ropa llena de lodo.

El señorito empezó a reírse de mí  a carcajadas.
Pero...¡¿Que es tan gracioso?!

¡¡¡Zayn Barak Johnson!!! —se puso serio al mencionar su nombre completo, ya que no le gusta que le llamen Barak, el nombre de su padre. Ahora es mi turno de reír —ven a ayudarme...

El recuerdo desapareció de mi mente al escuchar una voz llamándome.

–Emma...Emma... –abrí los ojos y al momento que la luz me dio en el rostro, los entrecerre.

–¿Mmmm? –puse una mano en mi cabeza, sentía que me iba a explotar.

–Tu celular está sonando, dice que es Elena –dijo Zayn.

No voy a negar que el corazón me dió un vuelco al ver que seguía aquí y nada de lo que ayer sucedió había sido un sueño.

Me pasó el celular.

–¿Elena?

–Emma –dijo llorando, casi sin poder hablar, cosa que hizo que terminara de  despertarme –ti...tienes que ve...nir al hospital...

–Elena cálmate –me sente en la cama –trata de explicarme que pasó.

–Es Lisa...

Miles de escenarios pasaron por mi mente. No quería hacerme ideas falsas.

–¿Que pasó con ella? –me levanté, en cuanto me puse en pie me dolió más fuerte la cabeza y me empezó a dar vueltas. Aún así corrí al clóset a cambiarme –¡Habla!

–En la madrugada cuando nos íbamos de la discoteca, Lisa era la que estaba manejando y todos estábamos pasados de trago, tuvimos un accidente y Lisa esta muy mal, solo ella recibió lo peor, nosotros solo tenemos rasguños.

–¡¡¡Y hasta ahora me vienes a llamar!!!

–Es que no sabía que hacer –suelta llorando más fuerte.

–¡Llamarme Elena! –estallé –Voy para allá.

Me vestí rápido, las manos me temblaban.
Zayn me llevó en su moto hasta el hospital. Entré corriendo y fuí hasta donde estaban los demás.

–Chicos, ¿que pasó?

Me contaron todo. Cuando salieron de allí a las cuatro de la mañana tuvieron un accidente. Lisa fue la que peor quedó, al cristal reventarse por el accidente un trozo de vidrio se enterró en su estómago, se encajaron algunos trocitos de vidrio en los brazos y se dió un golpe fuerte en la cabeza, que le podría provocar una contusión.

Mientras que me contaban todas esas cosas, lágrimas salieron de mis ojos sin poder evitarlo.

A Lisa la habían entrado al salón de operaciones para atenderla en cuanto la ambulancia la trajo.

Estuvimos como dos horas esperando afuera en los bancos, los padres de mi mejor amiga habían llegado hace una hora, porque se habían retrasado por el tráfico.

Estaba absorta en mis pensamientos cuando la señora Elizabeth me habló:

–Emma, hija, ¿me acompañas a por café para todos?

–Claro

La acompañé a la máquina y mientras ella llenaba los vasos, la escuché sollozar.

–Elizabeth –coloqué una mano en su hombro.

Cuando se volteó tenía las mejillas húmedas por las lágrimas.

–Emma... –expresó entre sollozos –no quiero perderla...no quiero perder a mi hija...mi razón de vivir... –lo que dijo, más ella llorando, me dio una imagen que me desgarró el corazón.

Los ojos se me llenaron de lágrimas, pero no las voy a soltar, por ella, por la mujer que es prácticamente mi madre, que me dió la mano junto a su esposo cuando todo sucedió con mi verdadera familia y me marché de casa, la mujer que me dejó quedar en su hogar cuando no tenía donde ir. Hoy no voy a ser yo la que necesite apoyo, está vez le ofreceré las fuerzas que me quedan.

–No la vamos a perder, ella es fuerte, va a luchar por su propia vida.

La abracé y la dejé desahogarse, estuvimos así por un rato, hasta que ella misma se apartó.

–Gracias hija, no sé que sería de mí si tu no estuvieras aquí en estos instantes –le mostré una pequeña sonrisa medio forzada.

–Llevemos el café para los demás.

Asintió y nos encaminamos hasta el pasillo donde estavan todos

                              ~~♡~~

El médico salió del salón una hora después de que Elizabeth y yo háyamos regresado de a ver ido a buscar café para todos. Dijo que la operación había salido bien, pero que ya lo que quedaba era que Lisa luchará por despertar. Lo único que podíamos hacer era esperar a ver que pasaba.

Nos pasamos la mañana y parte de la tarde esperando a que despertara,  todos fueron a la cafetería a comer algo, me trajeron un bocadillo pero no había querido probar bocado. Ya era media noche, habían pasado a verla todos, ahora era mi turno.

Pasé a la habitación de hospital donde la tenían. Apenas la vi empezé a llorar de nuevo sin poder controlarlo, estaba vendada en la cabeza, donde se dio el golpe y en su estómago y brazos.

Coloqué un sillón que estaba pegado a la pared cerca de la cama de mi mejor amiga. Se veía tan tranquila, tan inofensiva y pálida. Quién diría que es la misma chica que siempre inventa planes, la misma chica sonriente que era hace unas horas.

Le tomo la mano que reposa al lado de su cuerpo entre las mías.

–Lisa...–sollozo –no nos puedes dejar...no puedes dejar a tu madre...o a tu padre, están muy mal, no quieren separarse de ti...Se que no te gusta verme llorar porque dices que es para flojos...pero en este momento me voy a permitir ser tan floja como sea posible porque duele, duele que por mi culpa estés ahí tirada...–suspiré con dificultad –y quiero que te levantes de esa cama y me reproches por llorar...quiero que te levantes y sigas haciendo tus locuras que son las que te hacen ser tú. Quiero que te levantes y me digas que estás bien...
   
Después de unos minutos que me parecieron horas entra el padre de Lisa a la habitación.

–Emma...–puso una mano en mi hombro y me dió un ligero apretón

–¿Como está?

–El médico dice que es grave, pero que se tiene la esperanza de que despierte –nos quedamos en silencio hasta que Alfonso volvió a hablar –. Creo que deberías irte, es mejor si descansas. Es muy tarde y no creo que vaya a despertar ahora.

Había un ligero tono de tristeza en su voz. Se me humedesieron los ojos al ver a mi mejor amiga en aquel estado cuando debería ser yo la que tendría que estar en aquella cama.

Me levanté del sillón y me incliné para posar mis labios en la frente de Lisa, dándole un beso mientras las lágrimas salían. Me alejé.

–Vendré mañana temprano –expresé en un susurro.

Asintió Alfonso regalándome una pequeña sonrisa.

Zayn me trajo a la residencia y en el camino a mi mente llegó lo que sucedió la noche anterior. Cuando bajé de la moto hice como que no me acordaba, se que llegaría el momento donde él lo mencionará pero en estos instantes mi única preocupación era Lisa.

Me despedí y subí a mi apartamento con el cansancio reflejado en mi rostro.
Pero aún así no creo que pueda pegar ojo en toda la noche

Mi Chico De Ojos Grises {Borrador}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora