Venti y Xiao eran pareja hace aproximadamente un año, pero Venti notó que su pareja ya no le prestaba tanta atención como antes y era mucho más sociable.
Xiao, el cual era bastante atractivo, tenía varios pretendientes. A Venti le molestaba mucho es...
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──¡Levantense y salgan de aquí, idiotas!──Abrió la puerta y comenzó a sacar los cádaveres, o lo que quedaba de ellos. ──Si dicen algo los mato junto a toda su familia, ahora los tengo que sacar de aquí, maldita sea.──
- ¿Y si ya no tengo familia?
──¿Qué? ¿Viene tu mamá y la zorra rosa?──Se burló Childe, levantandose del piso y tomando a Xiao de la muñeca para sacarlo de la habitación. ──Ya nos vamos...──
──Actuas como si te secuestraran todos los días.── Dijo el pelinegro, saliendo junto a Childe.
──Ya me encerró muchas veces, y me soltaba a los pocos días, está loco.──Rió. - Perdónalo, simplemente tiene problemas familiares, te vas a acostumbrar.
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──¡Xiao!──Gritó una chica de coletas, abalanzandose encima de su hermano y abrazandolo con todas sus puertas. ──¡Pensé que habías muerto, enano! ¿Donde estabas? Por un momento pensé que estabas en la casa de Venti por unos días, pero luego me enteré de que se había ido a la casa de sus padres.
──Si, ya lo sé.──Suspiró, dando un paso atrás. ──Terminé con él...
- ¿Qué? ¡¿Por qué?! ¡Eran la pareja perfecta! No puedes terminar con él así, puede que sea algo extraño, ¡Pero de verdad te amaba!
- Son... cosas personales, me voy a mi habitación, no me siento bien.
- Como digas, luego te llamaré para cenar.
Luego de escuchar esas últimas palabras, Xiao fue hacia su cuarto y cayó en su cama, con una sensación de preocupación y miedo, ¿Como pudieron secuestrarlo y luego soltarlo como si no hubiera pasado nada? Al menos no se encontraba al lado de gente pudriéndose.
Revisó la hora en su celular, dándose cuenta de que Venti le había enviado mensaje. No sabía si ignorarlo o tomarse la molestia de leerlos, pero sentía algo de curiosidad acerca de qué le iba a decir.
Lo llamó, Venti contestó inmediatamente.
- ¿Puedo ir a tu casa? Necesito hablar contigo. - Dijo con tono suplicante, nervioso por la respuesta que podría recibir.
- Bien, no traigas cuchillos.
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- Simplemente estaba enojado y... perdón... De verdad te amo, y quiero seguir junto a tí... - Lo miró con ojos llorosos, esperando que entendiera un poco de su situación.
- ¿Estabas enojado y comenzaste a matar a mis amigos? No puedo perdonarte tan fácil, no eres un niño.
- Lo sé... - Dejó que su cuerpo de relajara y cayera sobre el pecho de Xiao, su barbilla apoyada en su hombro.
- ... está bien... - Soltó un largo suspiro, llevando una de sus manos hacia el suave cabello de Venti.
- ¿Si? ¿Me perdonas? - Levantó su rostro, sus ojos brillaban de emoción.
- No te perdono, pero supongo que puedo tolerarte...
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- Maldita sea, ¿En qué me metí? - Murmuró el chico de cabellos azules, guardando todas sus pertenencias en unas maletas que su "madre" le había entregado.
- ¿Quieres que te ayude? - Se escuchó la voz de Childe desde afuera, con su habitual tono burlón.
- Que yo recuerde, te dije que te fueras.
- Si, ¿Y?
- Raiden quiere que vuelva a casa con ella, quiero demorar en empacar, tu ayuda no me sirve.
- ¿Cuándo dije que te iba a ayudar a empacar?
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