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Pasaron alrededor de treinta
minutos desde que Jimin
se fue y lo dejó completamente
solo en la casa. En ese escaso
tiempo se convirtió en humano y a
regañadientes trató de aprender a
usar el control remoto pues quería
entretenerse con algo mientras el
humano estaba fuera.

Al final lo logró, así que buscó
entre la gran variedad de canales
algo que captara su atención tanto
como aquel BL; sin embargo, para
él absolutamente todo era anodino.
Bufó frustrado y poco le importó
dejar encendido el televisor cuando
su hambre se hizo presente.
Se puso de pie y corrió hasta el
refrigerador en busca de algo que
saciará su apetito.

No había nada nuevo más que una
lata de leche medio vacía, un poco
de lechuga, un tazón de arroz y algo
de pescado, todo lo que ya había
visto la primera vez que abrió el
refrigerador. Y sí, lo había abierto
otra vez con la esperanza de que
mágicamente apareciera algo más,
aunque muy en el fondo sabía que
no era posible.

Resignado, tomó el tazón de
arroz y con la ilusión de que se
descongelaría rápido, lo dejó
reposar unos minutos en la
encimera. Cuando creyó que estaba
listo, metió la mano en el alimento
con la intención de llevárselo a
la boca, pero cuando así fue lo
escupió de inmediato ya que aún se
encontraba demasiado frío y duro
para su quisquilloso paladar.

Mientras tanto, no tan lejos de la
cabaña-en un supermercado-
se encontraba Jimin pagando
por todos los víveres y demás
productos de primera necesidad,
aparte de alguna que otra cosita
que creyó sería del agrado del
conejito. Después de recibir su
vuelto y la boleta que indicaba el
precio y los objetos comprados,
agradeció a la señorita que lo
atendió y caminó de vuelta a su
hogar.

No esperó encontrar arroz regado
por la encimera y el suelo de la
cocina, ni la televisión encendida
en un canal aleatorio, y al pequeño
conejo frente al refrigerador. No
entendía como aquello era posible,
estaba comenzando a considerar
ir con un psiquiatra, y es que creía
haberse vuelto completamente loco
¿Por qué sucedían ese tipo de cosas
tan extrañas?

Todo comenzó con la llegada de
aquella bolita de ternura ¿De
verdad era posible que hiciera tal
desorden un animal que se supone
no debería llegar a lugares tan altos
ni tener la capacidad de abrir el
refrigerador y mucho menos saber
usar el control remoto para ver algo
en el televisor.

De nuevo, decidió hacerse el
desentendido almenos por el
momento pues tenía que arreglar
el desastre causado y darle de
comer de nuevo al animalito, luego
saldría para hablar del asunto con
alguien que siempre lo comprendía
y apoyaba.

Del pequeño cuarto de limpieza
sacó una escoba, un recogedor, una
aspiradora y un trapeador, llevo
cada cosa a la cocina y comenzó a
limpiar. Con la pequeña aspiradora
succionó el arroz de la encimera,
luego con la escoba y el recogedor
se hizo cargo de lo que había caído
en el suelo, y finalmente con el
trapeador dejo reluciente cada
rincón del pequeño espacio.

Antes de aprovechar para limpiar
toda la casa como todos los días
después del desayuno y de su
merecido descanso, guardó la
comida y los útiles de aseo en sus
respectivos lugares, las cosas que
le compró a cookie las dejó en su
habitación -luego se las mostraría
-y cuando estuvo de regreso en
la cocina, en un plato hondo puso
un poco de lechuga y se la entrego
a su conejito, quien se encontraba
tratando de subir al sillón de la
sala.

Ahora con más tranquilidad se
encargó de dejar impecable hasta
el lugar más recóndito de su casa,
bueno, a excepción de aquellas
dos habitaciones que no se atrevía
a abrir por el miedo de revivir
emociones viejas que debían
mantenerse enterradas en lo más
profundo de su corazón.

Suspiró con pesadez y luego de
devolver los artículos de limpieza
a su lugar correspondiente, subió
a su habitación, se baño y cambió
lo más rápido que pudo. Cuando
regresó al primer piso tomó al
conejito entre sus brazos dispuesto
a despedirse.

-Saldré con un amigo, no
demoraré demasiado- dijo y
depositó un corto beso en la cabeza
de cookie para a continuación
dejarlo en el sillón- ¿No comerás la
lechuga?- preguntó al percatarse
del plato, aún lleno, que se
encontraba en el piso.

No necesitó respuesta pues supuso
que era un «Sí» rotundo, por lo que
Ilevo el plato al refrigerador, quizá
después haría una ensalada con
eso.

ּ ֗ ִ ۪ ⊹ ˑ ִ ֗ ִ ۫ ˑ ᳝ ࣪ ⊹ ᳝ ࣪⠀. ִ
▬▭▬▭▬▭ ꒰🎀꒱ ▭▬▭▬▭▬
ּ ֗ ִ ۪ ⊹ ˑ ִ ֗ ִ ۫ ˑ ᳝ ࣪ ⊹ ᳝ ࣪⠀. ִ

Jimin no se dio cuenta de que
había dejado su celular, junto a sus
audífonos conectados a este, en la
encimera, hasta que estuvo lejos de
su casa.

Cookie de nuevo convertido en
humano, lo encontró y no se
contuvo al momento de intentar
entender como era que se usaba
el pequeño objeto, al principio
ató el cable de los audífonos a su
cintura, luego intentó con su cuello
y fue después de tantos intentos
que se los colocó como era debido,
encendió el celular por accidente
y lo desbloqueo con facilidad pues
carecía de una contraseña como
bloqueo de pantalla.

Comenzó a abrir diferentes
aplicaciones. Primero fue la del
reloj que al no entender bien
su función la cerró y pasó a la
siguiente, la cámara, la cual lo
asustó tras verse reflejado en la
pantalla del aparato electrónico.
Después de analizar su físico a
través de ella como si de un espejo
se tratara, abrió la aplicación de
música y sin querer le dió play a
una canción en inglés.

El sonido que viajó a través de
los cables hasta llegar a sus oídos
realmente lo sorprendió, no estaba
acostumbrado a eso ni a nada de
lo que había experimentado en
aquella casa. Toda su vida vivió en
el bosque junto a sus familiares y
amigos, bueno, así fue hasta que
tomó decisiones que lo llevaron
a aquel lugar -tan lúgubre a
su parecer- del que huyó para
terminar viviendo en la casa de un
completo extraño.

No obstante, no le resultaba
extenuante ni complicado
aprender, sino más bien era algo
enriquecedor y que lo emocionaba.

Cada canción que se reproducía de
manera aleatoria e instantánea era
de su agrado, por lo que comenzó
a bailar al ritmo mientras buscaba
algo que comer en el refrigerador,
que ahora se encontraba
abarrotado de una gran variedad
de alimentos desde frutas y lácteos
hasta deliciosos dulces y helado.

Estaba tan distraído con la música,
su banana milk y el choco pie que
estaba prácticamente devorando,
que no se dio cuenta del par de ojos
que lo estaba observando atónito.

my sweet bunny 𓍢 ִֶָ  jikook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora