✧⁠◝ The

95 15 3
                                    

Chan siempre se consideró como un amante de los animales.

Desde que tenía uso de razón, que le gustaba estar rodeado de esas criaturas tan tiernas y adorables. Por eso, cuando empezó a estudiar en la universidad y vivía en un departamento, a solas, terminó adoptando varios animales para hacerle compañía. Por ejemplo, en casa de sus padres tenía una perrita a la que le puso Berry, mientras que, en el departamento, tres pajaritas llamadas Raina, Nana y Lizzy; y dos hámsteres que respondían al nombre de Kenta y Sang. Le habría gustado tener la posibilidad de algún gatito, pero el departamento podía hacerse pequeño para un gato, así que prefería ahorrarse cualquier problema.

Llevaba una vida bastante tranquila y cómoda... Al menos, hasta que Jeongin llegó.

Ocurrió un día de verano, en el que salió junto a Hyunjin, un amigo suyo, y se despidieron en un parque, para cada uno seguir su camino. Mientras cruzaba el lugar, Chan escuchó unos ladridos fuertes, volteándose para ver a unos perros persiguiendo algo pequeño y que subía por el árbol. Preocupado, el chico pensó que podía ser un gato, así que quiso ir a rescatarlo. Se encontró con la sorpresa de que no era eso, sino un pequeño zorrito herido, que apenas se aferraba a la rama más baja del árbol, temblando y empapada en sangre.

Chan espantó a los perros, sacando un pañuelo que llevaba en su cartera y recogiendo al pobre zorro, que apenas luchó para soltarse. Mientras iba a casa, llamó a otro amigo, Seungmin, que era veterinario. Le pidió si podía ir a su casa a verla, preocupado porque pareció quedarse dormida. Podía ver que seguía viva gracias a su respiración, lo que era un alivio para él.

Una vez en casa, Chan trató de limpiarla de la sangre pegoteada, y cuando Seungmin llegó, comenzó a revisarla.

—Uf, llegaste a tiempo —dijo Seungmin, preocupado—. Tiene su pata delantera derecha rota y una mordida fuerte en su cabeza. Casi le rompen el cuello.

—Pero... ¿estará bien? —preguntó Chan, apenado.

—Si está bien cuidado, sí —respondió Seungmin, comenzando a limpiarle las heridas—. No debe tener más de dos años, pobrecito...

Una hora después, el zorro estaba fuertemente anestesiado, acostado sobre un cojín y con una toallita encima, para que no pasara frío. Chan le pagó a Seungmin por sus servicios, esperando que al día siguiente la pequeña estuviera mucho mejor. Con eso en mente, se fue a acostar.

Lo que no esperaba, era encontrarse un pequeño niño, que no parecía tener más de seis años, en donde estaba el zorrito la noche anterior. Un niño con orejas y colita de zorro.

El grito que pegó Chan despertó al pobre niño, que lo miró, aterrado.

Por dios, ¡había recogido a un híbrido!

Muchos años atrás, salieron a la luz la creación de híbridos por parte de empresas científicas, con el fin de tener "esclavos" que atendieran las necesidades humanas. Sin embargo, el proyecto no tuvo muchos frutos positivos, pues enseguida asociaciones de protección de derechos humanos empezaron a criticar todo el asunto, y los híbridos comenzaron a ser mal vistos por muchas personas. Además, para varios, resultaba un gasto excesivo de dinero, así que los híbridos empezaron a ser abandonados o algunos, incluso, vendidos como animales "normales" por tiendas de mascotas.

Trató de controlarse para no asustar más al pobre niño, viendo que su brazo derecho estaba vendado, junto con su cuello.

—Hola —dijo, después de la sorpresa inicial—, ¿cómo... cómo te llamas?

El niño no respondió, todavía asustado y temblando por el miedo. Chan mordió su labio inferior, sin saber qué hacer en ese momento exacto.

—¿Quieres comer algo? Debes tener mucha hambre —agregó, sin saber si sería bueno acercarse o no—. ¿Quieres ir conmigo a la cocina? ¿Puedes caminar, hermoso?

The place where i belong ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora