Te llevare a la luna

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Una hermosa vista de nuestro satélite natural embellecía el firmamento, suspendida en el infinito, cómo si brillara solo para ellos dos.

"Te llevaré a la luna"

Cuántas veces había deseado escuchar esas palabras en su vida.

"Te lo prometo"

Los sentidos de Lucy se apagaron por una mínima fracción de segundo. Los ruidos de la siempre bulliciosa Night City habían desaparecido. El aroma a combustible que invadía el aire proveniente de un cohete que se elevaba al firmamento justo frente sus ojos, el cual pareciese que partiera en dos la inmensa luna que los observaba con detenimiento, era indetectable. Los incesantes y abrumadores destellos en cada esquina de la ciudad, pantallas, anuncios, letras, imágenes, se habían oscurecido por completo. Solo estaban La Luna, David y ella.

Algo empezó a crecer dentro de Lucy, algo que nunca imaginó experimentar pero que siempre había esperado. Un sentimiento se apoderó súbitamente de su ser, envenenando, nublando todo resquicio de cordura en su cabeza. Era una fuerza tal que resultaba imposible tratar de contenerla.

¿Amor, deseo, lujuria?

Mientras David terminaba de articular su última palabra y se preparaba para decir la siguiente, se vió interrumpido súbitamente por un beso.

Era la primera vez que sus labios eran besados, un novicio en todo el significado de la palabra. Como si su sandevistan estuviera activo, David empezó a asimilar la escena. Podía sentir a la perfección la textura de los labios de Lucy, era un beso húmedo, gentil y apasionado. Vio la cara de Lucy frente a la suya, su rostro con ojos cerrados y un ceño ligeramente fruncido que delataba las ansias que la agobiaban. David sentía que podía mirarla toda una eternidad, pero, él tampoco ya no podía controlarse. La mujer que tanto había deseado, en la que tanto pensaba, la mujer que lo cautivó desde el primer momento que la vio en aquel insípido vagón, Lucy, por fin le había correspondido.

Sin dudarlo, David se dejó llevar por la avalancha de emociones que experimentaba su corazón. Rodeó la cintura de Lucy con su brazo izquierdo, mientras que el derecho gentilmente sostenía su cabeza. Lentamente, David empezó a dejar caer el peso de su cuerpo sobre Lucy, obligándola a ceder poco a poco contra el suelo. Postrados los dos en el techo del edificio, el beso de tintes gentiles se empezaba a deformar en uno más salvaje; mordidas, jadeos, lengüetazos un poco torpes y sin coordinación alguna por parte de David, los cuales Lucy en lugar de encontrarlos poco apelativos, le causaban una ternura indiscriminada hacia el joven que tenía frente ella.

En un movimiento rápido, Lucy cambió los papeles, ahora ella era la dominantemente.
"No comas ansias"
"No sabes cuánto había deseado esto" contestó David entre jadeos
"Creo que me puedo imaginar " dijo Lucy con una pequeña sonrisa
"¿Tan obvio soy?"
"No tienes la menor idea"

Tras esa palabras, Lucy comenzó a acercarse de nuevo a los labios de David. El sentía que el carácter de Lucy era diferente; ahora ella dictaría el ritmo de la situación.

El primer beso fue superficial, casi tímido y sin ansia. El segundo fue provocador y apasionado, terminando con una mordida en el labio superior de David, insinuando lo que estaba por venir. En el tercer beso, sus bocas se volvieron una. Lucy introdujo gentilmente su lengua en la boca de David, recorriendo cada rincón de esta. Recorrió sus encías, acarició su paladar, sus lenguas se entrelazaron en una danza tímida que con cada segundo que pasaba aumentaba exponencialmente el calor que los envolvía.

David volvió a estirar sus brazos con la intención de acariciar la figura de Lucy. La tomó de la cintura y la oprimió contra su cuerpo. Las manos de David tomaron rumbos opuestos. Cual terciopelo, la mano izquierda de David partió hacia la cabeza de Lucy, recorriendo, acariciando gentilmente la expuesta espalda de la mujer que tanto había deseado, sin dejar un solo lugar sin explorar. La mano derecha, por su parte, tomó rumbo hacia la pelvis de Lucy, con un ritmo sigiloso pero seguro. Poco a poco iba alcanzando uno de los lugares con los que había tenido varios sueños húmedos. Llegó hasta la frontera de su cadera, con la punta de sus dedos empezó a palpar la suavidad y redondez de los glúteos de Lucy. Su mano poco a poco se fue introduciendo en el diminuto short que la caracterizaba. Cuando terminó de tomar posición, envolviendo totalmente su nalga derecha y con una seguridad insospechable en él, hundió la totalidad de su mano en ella, apretándole de una forma casi desesperada, al mismo tiempo que su otra mano sostenía gentil y firmemente la nuca de Lucy, uniendo sus cuerpos de tal forma que parecía que se sumergían en el pecho del otro.

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⏰ Última actualización: Jan 28 ⏰

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