1. Capítulo

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Al cruzar por la puerta del club, todas las miradas se posaron en él, no era de extrañar que se robara todas esa miradas llenas de lujuria, su cuerpo tonificado y esa mirada feroz que tenía lo hacía ver demasiado atractivo. Kim Dean era uno de los mejores trabajadores y el más solicitado de entre sus compañeros, además, todos los hombres y las mujeres que tuvieron la oportunidad de tener sexo con él, afirmaron lo bueno que era en la cama y elogiaban sus habilidades. Gracias a él, el club recibía muy buenas críticas y las personas venían solamente para ver a Kim Dean.

Caminó con confianza por el local, rechazando a cualquiera que se le acercaba insinuándosele, hasta llegar a un sofá donde se encontraban sus compañeros de trabajo tomando cervezas y emborrachándose. Se sentó al lado de un chico rubio y tomó un baso que este se lo había ofrecido.

—¡Pero mira a quién tenemos aquí! —chilló un chico moreno—. ¡Si es Kim Dean, el mejor prostituto que ha existido en el mundo!

—¿Hyung, cómo lo haces? —preguntó uno de sus compañeros medio borracho.

—Teniéndola muy grande —bromeó.

Todos se rieron estrepitosamente llamado la atención de las personas. El rubio que se encontraba al lado de Dean le golpeó el hombro amistosamente mientras se secaba las lágrimas.

—Sí que eres una perra de verdad, Hyung —se rió el rubio.

Siguieron bebiendo mientras se reían de los chistes malos que contaban, poco a poco los compañeros se iban reduciendo, ya que veían a alguien que les interesaba, o porque se les acercaban con intenciones lujuriosas, pero extrañamente nadie venía por Kim Dean. Ese le permitió un momento de relax, últimamente había tenido sexo todas las noches sin ningún descanso por órdenes de su jefe.

Una chica que vestía un vestido pegado y muy provocativo se acercó hacia el sofá de los trabajadores, y tímidamente le propuso a Dean que fueran a una habitación ellos solos.

—Lo siento muñeca, pero esta noche solamente planeo relajarme. —Se negó con una sonrisa seductora que hizo que las mejillas de la chica se incendiaran.

—Te daré mucho dinero —insistió ella nerviosa.

—Si estás tan desesperada de tener un pene dentro de tu húmedo agujero, mi amigo está más que disponible de acompañarte —propuso pasando su barzo por los hombros del rubio.

Los demás empezaron a reírse y a burlarse de la situación, la chica se mordió el labio inferior y bajó la mirada aún más abochornada de lo que ya estaba. Le ardían las mejillas y unas lágrimas rodaron por ellas. De repente, escuchó que las burlas y las carcajadas se habían parado y volvió a mirar hacia Kim. Este lo miraba serio, con una ceja levantada.

—¿Se puede saber por qué lloras?

La muchacha sollozó y se secó las lágrimas con el brazo.

—Ven aquí —le ordenó, y como una perrita caminó hacia él—. Ahora, siéntate encima de mi regazo —sin comprender qué era lo que quería hacer, se sentó encima de las piernas del chico, notando un bulto contra su trasero. Eso lo tomó por sorpresa y soltó un grito. Se estremeció cuando Dean la besó en los labios, bajó hasta su cuello y al mismo tiempo bajó los tirantes de su vestido, dejando al descubierto su ropa interior.

La chica abrazó su cuello temblando ante el toque de Kim. Dean pasó su mano por debajo de la ropa de la joven hasta llegar a su parte íntima e introdujo sus dedos, los movió de todas las maneras posibles hasta dar con su clítorix y empezó a embestirla rudamente. Empezó a chupar uno de los pecho de la chica mientras estimulaba el otra. La muchacha gemía aun sabiendo que varios chicos estaban presenciando aquella vergonzosa escena.

EL HERMANO PROSTITUTO DE KIM DANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora