Me levanté como cada mañana, somnolienta. Con pereza apagué el despertador, que sonaba repetidas veces sin cansarse, taladrando mi cabeza con cada nuevo pitido. Me levanté de la cama bostezando, tomé mi móvil para revisar si alguien me había escrito y me encontré con varios mensajes de mi madre, deseándome un buen día. Contesté al mensaje, fruncí el ceño y apagué el teléfono con desgana. Estaba cansada y solo quería dormir un rato más. No tenía ganas de levantarme ni de ir al instituto. Odiaba madrugar.
Después de prepararme, vestirme, recoger mis cosas y todo el lío me dirigí a la cocina con pesadumbre, agarré lo primero que encontré por allí, tomé mi mochila y salí de casa comiéndomelo.
Cuando llegué a clase me senté en mi sitio, esperando a que llegaran mis amigas. Mientras tanto revisé mis redes sociales pero no había ninguna novedad. A primera hora teníamos matemáticas por lo que el estado de ánimo del día se arruinó con facilidad desde el comienzo de la mañana.
El resto del día transcurrió con normalidad, como de costumbre. A penúltima hora estuve conversando con una compañera de clase, Marta, amiga de una amiga mía, Alba. Cuando llegué a casa me pasé la tarde chateando con esta chica pues compartíamos gustos y era divertido hablar sobre cosas comunes. Me agradaba haber encontrado una persona que compartiera ese tipo de gustos conmigo y me alegraba haber hecho una nueva amiga para variar.
Durante la tarde recordé la conversación que habíamos tenido en clase, me habló de un amigo suyo, con el que había cruzado algunas palabras antes, pero con el que nunca había entablado ninguna conversación más que palabras sueltas o miradas por mera casualidad.
—¿Conoces a Javi?.
Yo le respondí que apenas lo conocía mucho pero que me había dado la impresión de ser agradable.
—Él me dijo que le pareciste simpática y que quería comenzar a hablar contigo. — me dijo ella, con un tono de voz dulce.
Sus palabras me dejaron perpleja por unos instantes, dejándome pensando en Dios sabe qué. Poco después, al darme cuenta de que me había perdido en mis pensamientos, salí de mi ensoñación y le contesté sin poder contener mi sorpresa.
— ¿Si?.¿Él te dijo eso?.
Ella solo asintió y yo traté de contener la sonrisa que amenazaba con formarse en mis labios. No sabía el por qué de querer sonreír en ese momento, me extrañó ese comportamiento por mi parte y solo lo ignoré, huyendo de algo para lo que no tenía respuesta.
El recuerdo de la conversación, de lo que me contó la chica, permaneció en mi cabeza, por alguna extraña razón, toda la tarde. No sé lo que me llevó a buscar las redes sociales del chico, pero lo hice. Lo seguí y bloqueé el teléfono, nerviosa. Lo que más me sorprendió fue ver el follow de vuelta apenas unos minutos después.
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Love in October
RomanceLa vida de una adolescente es algo común. Normal. Ordinaria. Monótona. Quizás la mejor palabra para describirla sea esa, "monotonía". Todo parece igual, ir al instituto, volver a casa, problemas familias, tareas y todo ese rollo. Pero puede que tod...