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Puso sus piernas a cada lado del mayor, haciendo que quedaran a pocos centímetros. El pelinegro tomó con fuerza la cadera de su pequeño, acomodándolo. Sus rostros estaban tan cerca que sus respiraciones se mezclaban, sus narices se tocaran y el ambiente se volvió más íntimo. MinGyu no aguantó más.  

—Yo más— un beso—. Mucho— otro—. Muchísimo— otro pico.  

Conectaron sus miradas, aquellas que reflejaban un brillo especial cargado de amor. Juntaron sus labios en su largo beso, sin importarles que varios que pasaban por la cafetería se les quedara mirando. 

¡𝗚𝘆𝘂𝗻𝗻𝗶𝗲!  ୨୧  𝖬𝖾𝖺𝗇𝗂𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora