Después de la bienvenida

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-Qué maldita mierda Alastor?!

Gritó Lucifer molesto después de entrar a la habitación privada del demonio después de escabullirse de la pequeña reunión de bienvenida que le había hecho su hija.

Estaba furioso. Cómo se atrevió a ridiculizarlo frente a su Charlie?
Alastor yacía sentado al otro lado de la habitación en una mesa. Había estado esperando a que Lucifer se apareciera molesto por el pequeño espectáculo que dieron frente a los demás inquilinos del hotel. Su sonrisa era la misma de siempre, pero escondía un ardiente deseo de callar y someter a quien le estaba reclamando en ese momento.

Ésta no era la primera vez de Lucifer en ese lugar. Había dejado de contar las veces en las que se encontraba con Alastor a escondidas de los clientes del hotel. Maldita sea, no solo de ellos, sino de todo el mundo! No solamente el hotel había sido su lugar de encuentros recientes, sino también su propio castillo e incluso otros lugares clandestinos. Cualquier lugar que pudiera ser de único acceso para ellos serviría para poder perderse en el placer.

Después de su pequeña pelea en el vestíbulo del hotel, Lucifer sentía como le hervía la sangre de enojo por como el demonio declaró descaradamente que era una mejor figura paterna que él.
-De qué te quejas Lucy? Yo soy quien debería estar molesto aquí.

Y lo estaba, a Alastor no le gustaba la idea de que Lucifer arreglara una reunión entre Charlie y toda la corte celestial. Le ponía de nervios la idea de exponerla a toda esa bola de imbéciles que lo único que parecían estar haciendo últimamente era burlarse de su hija.
Si, su hija. Charlie había nacido de Lucifer, el angel Omega caído del cielo y Alastor, un demonio Alfa del infierno. Pero este secreto, el mejor guardado del inframundo solo lo sabían ellos dos y Lilith, quien se ofreció a criar a Charlie como su madre para protegerla del mundo violento y sanguinario que le podía ofrecer su padre Alfa.

-Ja! Tú molesto? Desde cuándo te ha importado Charlie? Lo único bueno que has hecho por ella fué solamente cogerme para embarazarme y poder engendrarla.

En una milésima de segundo Alastor cruzó desde el otro lado de la habitación furioso. Pegó a Lucifer contra la pared sosteniendo sus manos por encima de su cabeza, haciendo que el ángel fuera incapaz de moverse.

-Ten cuidado con lo que dices pequeña mierdecilla. No sabes todo lo que he tenido que pasar para volver a entrar en su vida.

El ambiente era tenso, pero para Lucifer el aire se sentía más pesado y embriagador. Sabía que Alastor estaba liberando sus feromonas para someterlo. Y que Dios lo perdone pero a él le encantaba que lo hiciera. Por más que en el pasado haya intentado alejarse de Alastor, no podía separarse completamente de él. Era su fruto prohibido, el objeto de su obsesión y deseo, aquél a quien jamás debió permitir acercarse, tenía algo que siempre lo hacía sentir como si necesitara más de él. Siempre odió eso. Era el único demonio que lo podía hipnotizar.

Alastor puso su otra mano alrededor del cuello de Lucifer, separó sus piernas con su muslo y comenzó a frotar su entrepierna. La respiración del ángel comenzaba a ser pesada. Sentía como su miembro se endurecía con cada roce.

-Tampoco sabes todo lo que tuve que hacer para regresar a tu vida - dijo Alastor en apenas en un susurro mientras pasaba su lengua por el cuello de Lucifer -Si te sigues comportando como una perra te voy a tener que coger como una.

El miembro de Lucifer palpitaba con solo escuchar las palabras del demonio. Sentía como esa sonrisa desquiciada se burlaba de él cada que su lengua se acercaba más a sus labios.

-Vas a portarte bien hoy Lucy? O voy a tener que usar mis tentáculos como la última vez?

Mierda. El recuerdo de cómo Alastor lo embestía con su pene y un tentáculo dentro de él hizo que el culo de Lucifer rogara por volver a sentir ese ardor en su interior.

Call me daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora