Cap 3

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Mi madre me recogió del instituto como de costumbre, de camino a casa me dijo que no me asustase al llegar, a mí ya me olía a chamusquina, algo había tramado y nada bueno tenía que ser

Mi madre aparcó y me dirigí a subir una cuesta que conducía a la casa, apenas subí unos metros vi un camión gigante atravesando en horizontal la cuesta de la casa, una mediana hecha te tierra, donde por cierto ahí estaban todos los tubos que transportaban agua a la casa y mitad de la carretera de al lado

Como no, quien tuvo esa brillante idea fue el novio de mi madre

Llegué al final de la cuesta y podía apreciar el interior del camión, era como si un niño de tres años hubiese hecho un tetris del nivel de un adulto, los muebles estaban mal colocados y embalados, las cajas estaban debajo de algunos muebles que pesaban bastante, por lo tanto, se chafaban y algunas de esas cajas contenían objetos frágiles, había mucho hueco desaprovechado y en cualquier momento todo lo de dentro del camión, se podía caer y romper

- Vamos a comer y luego vamos al pueblo a descargar el camión - dijo mi madre

- ¿El camión cabe por las calles? - pregunté yo al instante

- No lo sé, eso ya se verá una vez estemos allí - me respondió mi madre

Comimos y cuando tuvimos que sacar el camión, me di cuenta de que el tubo de escape estaba tocando la tierra, que un poco más y estaba enterrado

Cuando el novio de mi madre sacó el camión casi se lleva por delante todos los tubos del agua con el tubo de escape, la que se hubiese liado si se hubiesen roto, habría agua por todos lados

Nos dirigimos al pueblo, sorprendentemente el camión pudo hacer las maniobras necesarias para caber por las calles tan estrechas

Aparcamos el camión en un lugar donde no molestase a nadie y cerca de la casa para no hacer tanto camino, cargué tanto cajas como muebles y ya haciéndose de noche, los vecinos salieron como de costumbre a que l@s niñ@s saliesen a jugar a la calle y cómo no, quien no podía faltar era la anciana que siempre miraba todo, no se su nombre, pero la voy a llamar Dolores

En uno de los viajes que estaba haciendo cargando una caja, escuho a dolores chillar:

- ¡Una rataaaaaa!

Y enseguida vi como una rata salía de debajo de una persiana metálica de color gris que daba a un descampado, la rata era del tamañano de un chihuahua y se dirigía adonde yo estaba, me fui apartando y la rata venía hacia mí, lo que faltaba, solo me quieren las ratas, cuando llegó a la altura de donde yo estaba, se volvió a meter por debajo de la persiana, así que me tranquilicé y seguí cargando cajas (a por cierto, en cuanto Dolores chilló eso no volvió a salir de su casa en todo lo que nosotros estábamos allí)

Llegó la hora de irnos y teníamos que ver si cabía el camión, mi madre y yo fuimos a mirar, mientras su novio conducía y la siguiente escena fue de las más míticas de la noche (la otra fue la de Dolores)

Mi madre vio la rata y empezó a decir:

- ¡Ay! ¡Una rataaaaaa!

Y así repetidas veces, hasta que se acercó a metro y medio aproximadamente de donde nos encontrábamos y mi madre decidió empujarme a mí para actuar como cebo para la rata mientras ella corría de lado (no sé porqué 😂) y seguía chillando que había una rata, de verdad que ese momento fue un cuadro

Volvimos a la otra casa, cenamos y nos fuimos a "dormir" y lo pongo entre comillas porque mis maravillosos vecinos no estaban por la labor de dejarnos dormir

Los cambios también tienen cosas malasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora