El regreso a casa lo hago con una boba sonrisa que se niega a abandonar mi rostro. ¿Fue acaso una casualidad o más bien una causalidad que Enzo De Luca cruzara mi camino en el mercado? Su mirada persiste en mi mente y esos ojos, aunque parecen familiares, no logro recordar haberlos visto antes.
Al entrar en mi pequeño pero acogedor hogar, la emoción y la intriga siguen bailando en mi interior. Acomodo las compras en sus lugares designados, pero mi mente está en otra parte. Decido liberarme de este vestido que ahora lleva el inconfundible olor de la leche, resultado del pequeño incidente en el mercado. Mientras me deshago de la prenda, mi mente repasa los momentos compartidos con Enzo. Pero un ruido me hace pisar tierra, era mi estómago, insistente desde que abandoné el mercado, es un recordatorio de que la realidad aún continúa.
El teléfono vibra, interrumpiendo mis pensamientos. Al revisar, encuentro un mensaje de Enzo, invitándome a visitar su librería más tarde. La emoción se mezcla con anticipación mientras imagino lo que este próximo encuentro podría deparar haciendo que la tarde se despliegue con la promesa de nuevas experiencias y conexiones que podrían cambiar el curso de mi estadía en Roma.
Mi mirada se posa en mi ropa y la realidad es que no encuentro nada que ponerme. Quiero causar una buena impresión, mostrar mi mejor cara. Sigo rondando por la habitación, sintiendo la presión de elegir un atuendo que refleje quién soy sin parecer desesperada por hacer amigos o encontrar un escape en esta ciudad desconocida. Tal vez estoy divagando o simplemente estoy nerviosa. Mi cabello se convierte en otra preocupación, buscando un estilo que sea a la vez decente y que no refleje mi desesperación.
Miro mi celular y noto que la hora se acerca rápidamente. Necesito ayuda, de repente una idea ilumina mi mente. ¿Por qué no llamar a Kathe y Georgia? Son mis mejores amigas, fuimos compañeras desde la infancia y seguimos siendo inseparables. Aunque cada una tomó su propio camino el vínculo perdura cuando es real.
Permíteme presentarte a mis fieles amigas; Kathe Morgan, la mujer hecha y derecha del grupo, es la madura. Con su cabello azabache y un cuerpo con curvas que podrían hacer perder los frenos a cualquiera, es una arquitecta de renombre en Londres. Admiro todo lo que hace y la pasión que le pone. Recuerdo claramente cómo, en nuestro primer año de preparatoria, me quedé atrapada en el baño durante mi primer periodo menstrual. Kathe vino en mi rescate, y desde ese día la llamé mi salvadora, porque eso es lo que es. No nos hemos separado desde entonces.
Ahora, Georgia Lee, nuestra amiga coreana, fue transferida a mitad de año. Al principio no socializaba mucho hasta que la encontramos comiendo sola en el patio. Sin dudarlo, nos acercamos a ella. A pesar de haberse criado en una cultura diferente, se desenvolvió con nosotras y ahora es una ingeniera exitosa. Ama su trabajo tanto como ama los números y nosotras también la amamos. Es la tímida del grupo; aunque con nosotras es la persona más extrovertida y abierta, pero con otros es muy reservada. Lo que más nos encantó al conocerla fue cómo nos contó sobre su vida en Corea, la pasión y añoranza en sus relatos. Le costó mucho adaptarse a todo, pero agradezco que haya aparecido en mi vida. Es una de las personas más hermosas y cálidas que hubiera conocido.
Mientras discuto mis dilemas de vestuario y cabello con mis amigas por teléfono, siento que la distancia entre nosotras se reduce y la seguridad de su apoyo me tranquiliza. Estas dos mujeres increíbles siempre han estado ahí para mí, incluso en la distancia. Con sus sugerencias y risas reconfortantes, me siento lista para enfrentar mi encuentro con Enzo con una nueva confianza.
— Ese vestido rojo pasión es perfecto, como las manzanas que rodaron cuando chocaron — dice Kathe soltando una tremenda risa.
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Entrelazados
RomanceAlessia, una exitosa mujer con una carrera en ascenso, y Francesco, su enigmático exnovio, se ven inmersos en una experiencia única cuando un antiguo amuleto les permite intercambiar almas. A través de este fenómeno mágico, Alessia y Francesco desc...