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Parecía ser una chica ejemplar, a excepción de su fama de seductora, "algún defecto debería de tener, nadie es perfecto", me dije en voz alta. Me llevé las manos a la cabeza, sin poder dar crédito a que ella fuera la dueña del hotel donde me citaba, ahora comprendía muchas cosas, porque siempre íbamos a la misma habitación, porque sabía lo de las cámaras en los elevadores y lo del servicio a cuarto las 24 horas.
No podía ser cierto lo que me estaba pasando, toparme con una desconocida que resultó tener más lazos conmigo que los que jamás imaginé, no sólo era clienta de mi novio sino que su hermana era cliente de la agencia y a pesar de que Heidi era quien llevaba esa cuenta, yo tenía que estar también en el evento, parecía que el destino se empeñaba en complicarme la vida.

Esa noche casi no pude dormir, tenía demasiadas dudas en mi cabeza y debía reconocer que una gran parte de mí iba a extrañar esos encuentros, pero me quedaba claro que ya no podían ser, no cuando ella conocía a Heng y cuando yo había comprobado que tenía a alguien en su vida, cualquiera que fuera la relación que llevaran, una cosa era tener la sospecha y otra muy diferente corroborarlo de primera mano, además el era un buen chico, hasta podríamos ser amigos.

Al día siguiente llegue muy temprano a la oficina, tenía que mantener mi mente ocupada lo más que pudiera o me volvería completamente loca. Como a la media hora llegó Heidi que se sorprendió de verme ahí a esa hora.A mediodía me llamó Mint para contarme que había peleado con Steve, al parecer su relación se estaba acabando de a poco, me llamó muchísimo la atención algo que me dijo "ahora entiendo que todo debe ser equilibrado, ni puro amor ni puro sexo, lo ideal es una combinación de ambas cosas, tómalo en cuenta Freen para cuando te cases, el deseo no es suficiente, si no hay amor en algún momento se termina la pasión". Me quedé pensando en sus palabras y tenía razón, yo tenía el amor de Heng y la pasión de Becky, ambos me daban el equilibrio, pero separados la balanza se inclinaba hacia alguno de los lados, que difíciles son las relaciones humanas.Los días se me habían pasado volando, a pesar de que no dormía mucho y sentía la necesidad de llamar a Becky, pero ahora no podría resistir que su celular me mandara al buzón, además ella no daba ninguna señal de querer estar conmigo y yo no iba a rogarle ahora que ambas sabíamos quiénes éramos en realidad.


Me miré al espejo después de terminar de arreglarme, hoy era la fiesta del lanzamiento de la línea de ropa de Janet Armstrong  y ella se había empeñado en que Heidi y yo vistiéramos uno de sus modelos. Mi amiga eligió el más atrevido, yo me quedé con uno verde que me llegaba justo arriba de la rodilla, tenía descubierta la espalda y se unía por el cuello en una tira que bajaba por ambos lados al frente, así que tenía un escote, era un poco volado y de una tela finísima. Me coloqué encima la estola verde también, tomé mi bolso y salí rumbo al conocido hotel que no había pisado hacía dos semanas, claro que el propósito de esta visita era muy diferente.

Fui la primera en llegar, me aseguré que todo estuviera en orden, la plataforma para el desfile estaba lista, las sillas acomodadas, la enorme mesa con los bocadillos y las bebidas, el lugar donde se colocaría la poca prensa que habría, los meseros perfectamente vestidos, un chico estaba haciendo la prueba de sonido, todo iba marchando de acuerdo a lo planeado. Minutos después llegó Heidi y dimos las últimas indicaciones a las edecanes que recibirían a los invitados.

– ¿No va a venir Heng? – me preguntó Heidi mientras se retocaba el maquillaje.

– No, tuvo que viajar a San Francisco, creo que regresa el sábado.

– Ah ok, hace mucho que no lo veo.

– Yo también, bueno, desde el domingo que fuimos al cine, y tú, ¿por qué no invitaste a Nick?

– Tenía otro compromiso.

Alrededor de las siete empezaron a llegar los asistentes y mis piernas me temblaron al ver entrar a  Richie, señal de que Becky en algún momento se presentaría, era lógico que toda la familia estuviera presente y yo me debatía por dentro, a una parte de mí le daba miedo volver a verla, pero la otra se moría de ganas de mirarla aunque fuera a lo lejos. Minutos después arribaron el Sr. Armstrong y su esposa, y me dio tanta tristeza al verlos tomados de la mano, sonrientes, felices y orgullosos, deseé que mamá y papá algún día se hubieran visto así, pero ni siquiera podían hablarse por teléfono, es más ni a mí me llaman por sus múltiples ocupaciones, según.

Ardiente Tentación - FreenBecky G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora