Capítulo 8

7 3 2
                                    

El silencio que había en el auto fue incomodo, no tanto, pero al sentir los brazos de Ruso me sentí cómoda, los pensamientos más profundos y abrumadores se fueron disipando, dándome espacio para colocarlo a él y mirarlo de la mejor manera.

Se sintió bien ser abrazada por alguien que te entienda.

No sabía por lo que el Ruso y mi hermana pudieron haber pasado, tal vez fue algo doloroso para que Artemisa sea de alguna manera, demasiado fría.

Entendí desde pequeña que, aunque ella fuera de esa manera nunca nos odiaría, somos su única familia ahora.

Somos una familia unida que ella intenta proteger con lo que tiene a la mano, eso me da más ideas de las que podría tener de mi hermana mayor, ella fue maltratada.

Y al principio no me sentí mal por ella, porque no me interesaba en los más absoluto que sucediera con su existencia, mi padre era muy estricto con ella, mi madre por otro lado nos daba el cariño que Artemisa también se merecía, pero eso yo y las demás no lo vimos.

Fuimos demasiado egoístas, pensando en que solo nosotras merecíamos ese cariño, dejando a Artemisa por fuera de las expectativas de mi madre, al igual que de mi padre, hacíamos que él la mirara con desprecio, y eso es lo que me daña, la manera en la que la tratamos desde pequeñas no fue nada amable.

El orgullo que sentía cada vez que yo recibía el cariño de mis padres y ella solo miraba desde una esquina.

Debía dolerme, pero no lo hizo.

Sonreía ante la satisfacción que sentía ver la envidia en su mirada, deseando algo que solo Atenea, Iris y yo podíamos obtener.

Ahora pude entender el porque.

Mis padres fueron crueles, y eso no lo vimos.

Los brazos del castaño me sostuvieron fuerte y firme, al principio me sentí incomoda por la cercanía, pero luego la comodidad llego y me sentí segura en sus brazos, estos eran como soñar mientras estás en una cama muy cómoda.

ㅡ Tenemos que irnos ㅡ dijo de repente, lo mire y asentí alejándome de él, dándole el espacio necesario.

ㅡ Espero mi hermana no nos de un sermón por desaparecer así sin decirle nada ㅡ dije.

Y me equivoque. Las palabras hirientes que Artemisa le decía la Ruso me hizo verlo como un niño siendo regañado por su madre.

ㅡ Fue mi culpa, yo lo amenace ㅡ hable entonces y mi hermana me miro.

ㅡ ¿Tú culpa? ㅡ asentí bajando el rostro ㅡ ¿Comprendes que madre a muerto? ㅡ volví a asentir ㅡ Venus casi me da un ataque de pánico, me asuste, pensé que te había pasado algo y tú me dices que amenazaste al Ruso para que te llevara al centro comercial ¿Me estás jodiendo? ㅡ negué.

ㅡ Que ganas de darle una abofetada ㅡ llegó Atenea con Hera en brazos ㅡ Te lo mereces mocosa ㅡ dijo mientras acariciaba las mejillas de su sobrina.

ㅡ Solo quería encontrar algo ㅡ negaron al mismo tiempo y retrocedieron hacia el sofá.

ㅡ Como sea, ve a tú habitación ㅡ no me negué y camine hacia las escaleras.

ㅡ Señoritas ㅡ una voz me detuvo, me gire al igual que mis hermanas y ahí estaba uno de los guardias que custodiaban la mansión día y noche.

ㅡ Buscan a la señorita Venus ㅡ todos se giraron hacia mí, incluyendo al Ruso.

ㅡ ¿A quién espera? ㅡ pregunto el hombre castaño.

ㅡ No espero a nadie ㅡ respondí, dirigiendo mi mirada al guardia en la puerta.

Tu podrías hacerme pecarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora