Treinta y seis
El horizonte
es quien me mira a mí
en busca de respuestas
me quedo callada
pero sigue ahí
paciente
aguardando
palabras que no llegan
mensajes vacíos
mi voz tiembla en el silencio
no puedo apartar la vista
me siento presionada
cómo quisiera saber
qué contestar
qué dejar ir
qué determinar
ojalá pudiera decirle quién soy
ni siquiera yo lo sé
no sé más que mi nombre
que por más que repita
sin cesar frente al espejo
no cobra sentido
estoy confundida
perdida
olvidé mi brújula
en el jardín de un viejo amor
al cual no regresaré
solo deseo encontrar
las coordenadas de mi vida
el sentido de las horas
su firmeza
a no detenerse jamás
deseo saber
eso que no sé
estoy abatida de tantas preguntas.