Capítulo único

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Narrador omnisciente

-Aquí está la lista de drogas que debe ingerir, joven Jeon- Susurró su psiquiatra mientras le entregaba una receta con un total de cinco medicamentos escritos.

El menor, quién se ubicaba sentado frente al escritorio, lo tomó y leyó cada uno, a la vez que fruncía el ceño.

-No entiendo...- Susurró casi temblando por lo que acababa de leer.

El profesional suspiró- Son tres antipsicóticos y dos antidepresivos. Te ayudarán en tu problema- Indicó haciendo hincapié en la palabra "problema".

Frustrado por la situación, se levantó de la silla y salió de la oficina sin siquiera despedirse del mayor. No confiaba en él, y no sentía que lo estaba ayudando en nada por más que sea su trabajo. Al contrario, lo hacía sentir como si estuviese demente.

Una vez en el pasillo caminó hasta donde se encontraba la sala de espera y allí estaba él, Kim TaeHyung, leyendo un libro de Huidobro. Lucía tan precioso con su aura angelical, le transmitía a Jeon la paz que necesitaba.

TaeHyung era la única persona en el mundo que lo aceptaba tal cual era, nunca lo juzgaba ni si quiera por sus oscuros deseos, ni tampoco le recriminaba las malas decisiones que tuvo en su pasado, como por ejemplo cuando se autolesionaba.

Kim estuvo cuando decidió salir del closet frente a sus padres, aunque eso no salió como Jeon lo esperaba, pues recibió una fuerte paliza por parte de su progenitor y su madre le dijo que para ella él estaba muerto y que jamás había sentido tanta vergüenza ajena.

Y como siempre, TaeHyung lo reconfortó de la mejor manera, lo llevó a su habitación, lo envolvió en sus brazos, curó sus heridas y le cantó hasta que se quedara dormido.

Y ahora, luego de una hora de terapia, Jeon necesitaba nuevamente aquellos brazos sobre su cuerpo.

-TaeHyung...- llamó con la voz entrecortada y el rubio levantó la cabeza para terminar su lectura y observar al mayor.

Ambos pares de ojos se observaron y Kim se levantó para saltar hacía sus brazos y otorgarle la calidez que el chico necesitaba.

JungKook estalló en lágrimas -Tranquilo cariño, estoy aquí. Yo te cuido- Le murmuró Tae mientras le acariciaba el cabello.

Koo sollozó despacito y sorbió su nariz para poder hablar tranquilo- Tae, el doctor me dijo que-

-No lo escuches, es mentira- Interrumpió el rubio -No hay nada de malo en tí, te lo repetiré las veces que sean necesarias-

Jeon tragó duro y luego le enseñó el recetario que le otorgó su psiquiatra, Kim lo tomó y comenzó a leerlo.

Bufó y negó con la cabeza. Se separó del pelinegro y caminó hasta un basurero, que estaba cerca, para romper el papel en varios pedacitos y arrojarlo allí.

-Vamos, te acompaño a casa- Le dijo el rubio tomando la mano de Koo y luego arrastrarlo hasta la salida.

Tomaron el autobus para dirigirse hasta el hogar del mayor, en algunas ocasiones Kim le acariciaba el rostro con delicadeza y le repetía una y otra vez que es perfecto tal como era y que jamás se iría de su lado.

Y eran esos momentos juntos lo que mantenía con vida al pelinegro. Si Kim no se hubiese cruzado en su camino, JungKook se habría suicidado hace tiempo.

Cuando llegaron, Koo abrió despacito la puerta rogando no encontrarse con su padre, pues no sería para nada agradable que lo vuelva a golpear frente a la persona de la que está enamorado.

-¿Hola?- Saludó mientras ambos se quitaban sus zapatos y los dejaban en un costado de la puerta -Ya volví-

Nadie respondió pero podía escuchar desde la sala el sonido del televisor encendido así que se encaminaron hacía ese lugar encontrándose con la madre del pelinegro, recostada en uno de los sillones frente al aparato electrónico, rodeada de envases vacios de alcohol.

YOU LOOK LIKE AN ANGEL [KOOKV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora