¿Plan exitoso?

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“'And I'm a killer, who's searching for redemption
I'm a motherfucking monster who's searching for redemption...”

Un mes exacto transcurrió

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Un mes exacto transcurrió. Un mes en el que todo parecía paz y tranquilidad. Mina y Sana no volvieron a ver más a Momo, tampoco a saber de ella durante ese tiempo. Por un momento pensaron que quizás la tierra se la había tragado. Y fue dicho pensamiento el que les otorgó tranquilidad a pesar del miedo creciente que de vez en cuando golpeaba sus puertas.

A pesar del temor, especialmente por parte de Mina, en ningún momento se separaron. Mina le sugirió a Sana cambiar de residencia, y así lo hizo ella, mudándose a otro edificio donde Momo no pudiera ir a molestarla o insistir en cosas que ya no tenían retorno. O claro, eso es lo que ellas con seguridad manifestaban. Sana siguió su rutina diaria, Mina también lo hizo sin dejar de trabajar en la cafetería a la que tanto cariño le guardaba. La mayoría de sus días libres lo tomaban para pasear y tener tiempo juntas, ahora sin ninguna atadura que las retuviera de mostrarse sus sentimientos.

Las dos se sentían felices, bastantes felices y completas con su relación. Eran conscientes de que el comienzo no había sido el más adecuado, pero a veces así suelen darse las cosas aunque no lo esperemos. Ambas planeaban visitar Japón en vacaciones para conocer a sus familias mutuamente y tal vez seguir cosechando bonitos recuerdos juntas dejando el pasado atrás. Llevaban una vida tranquila y serena, exactamente el estilo que las definía y conectó desde el primer instante.

Esa noche en particular, Mina planeaba hacer algo diferente con Sana. Tenía en mente invitarla a cenar, pero no en aquellos restaurantes que solían visitar una o dos veces a la semana, sino por esa vez quería intentar romper esa rutina a la que tan fielmente se había sometido. Y aunque pudo haberle dicho a Sana que fuese por ella a su departamento para irse juntas, quizás su error fue querer hacer las cosas diferentes por ese día donde la rutina tal vez debió seguirse al pie de la letra.

La japonesa sonrió cuando al salir del elevador su teléfono comenzó a notificar una llamada entrante. Aquel tono personalizado y la foto en la pantalla seguían despertando agrado y entusiasmo igual que la primera vez. Contestó, mientras caminaba para salir del edificio.

—¡Mina! —exclamaron al otro lado de la línea.

—Hola —saludó, deteniendo sus pasos para seguir conversando—. Creí que no me llamarías.

—¿Bromeas? Dijiste que hoy querías salir conmigo —recordó. Mina sonrió con ternura—. ¿Vendrás por mí o lo hago yo por ti?

—No —Se negó de inmediato—. Quiero darte una sorpresa. Y para eso, quiero que la ubicación sea un misterio hasta el último momento, ¿sí?

—¿Y cómo se supone que llegaré? —rió. Mina también la siguió en su risa.

—Llama a John para que te busque, ¿sí? Le voy a compartir mi ubicación para que me siga.

Damn Butterflies |MISAMO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora