II

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El día apareció, el ambiente tan cálido y sutil alumbró el entorno con frescura bajo el rocío de la mañana, eran ya las diez de la mañana y Harry seguía dormido removiendose incómodo sobre el baño de su casa con el rostro apoyado sobre el inodoro y con un dolor latente sobre su cabeza mientras su espalda dolía ligado a cada centímetro de su cuerpo que latía. Bastó nada más abrir sus ojos poco a poco cuando las nauseas volvieron a él con una intensidad que le hizo retorcerse y vaciar su estómago de golpe nuevamente sobre el vater con una acidez en la boca de su sistema digestivo, ni siquiera recordaba cómo llegó a casa o peor, haberse quedado dormido sobre el inodoro que ya estaba repleto de vómito constante, el aroma era sumamente desagradable de lo que descargaba sobre el objeto ligado al alcohol en descomposición que hizo al moreno retorcer su nariz y hacer un gesto de asco sin poder dejar de arquearse.

Las secuelas de haber llegado al extremo la noche de ayer le pegaron como siempre lo hacía y todavía sentía en cada respiración el alcohol aún y el mareo, era malditamente desagradable pero no podía siquiera levantarse para buscar alguna poción para la resaca. Escuchó unos pasos fuera del baño y con sutileza volvió a abrir sus ojos encontrándose con una Ginny con ojos de preocupación al verlo en el suelo en ese estado.

—¡Harry! Por dios. —Expuso la pelirroja agachandose contra él mientras al sentir el aroma, hizo un gesto de asco.— ¿Cómo llegas a estos extremos?

Con suavidad la chica dejó una mano alrededor de los brazos del moreno para intentar ayudarlo a ponerse de pie y Harry como un muñeco sin fuerza se dejaba hacer, poco a poco iba poniéndose de pie hasta que de golpe y como un puñetazo al pecho, los recuerdos del día de ayer lo bañaron en demasía, Draco, él, el alcohol, el baño...

Su rostro que ya de por sí estaba pálido, abandonó cualquier tipo de color o vida, su pecho empezó a arder ante el arrepentimiento y al ver a Ginny directamente a los ojos y saber lo que había hecho, las nauseas regresaron y se lanzó contra el inodoro nuevamente soltando arcadas que ya ni siquiera tenía nada para botar por su boca más que la bilis.

—Harry, creo que es mejor si vamos con un medimago, realmente te veo mal.. —Se agachó la misma contra él para acariciarle el cabello mientras con su otra mano palmeaba su espalda.

Y aquel gesto sólo empeoró todo, estaba siendo cuidado, atendido e incluso siendo todavía amado por una mujer a la que él le había sido infiel la noche anterior y él lo sabía, estaba consciente de lo que estaba por hacer y quiso evitar pensar en ello, había querido terminar haciendo lo que hizo..

—Estoy bien, por favor déjame solo. —Soltó con amargura pero más para él mismo que con la chica.

—No, Harry, no tienes que sentirte avergonzado al estar así..

—¡Déjame solo, Ginny! —Su voz salió ligeramente más elevada de lo que tenía planeado estarlo y al voltear y ver el gesto ligeramente dolido de la contraria y alejarse poco a poco, el dolor volvió a poseer su corazón.

No podía creer de lo que había sido capaz, una cosa era salir a beber hasta perder la consciencia y regresar a casa ya cuando Ginny ni siquiera estaba e incluso tratar de evitarla la mayor parte del tiempo pero otra era haberle sido infiel.. haber sido capaz de besarse, tocarse y desear algo más con Malfoy o alguien que no fuese su esposa, haber incluso querido que el rubio hiciera lo que hizo. No se dio cuenta de en qué momento sus ojos se cristalizaron sintiendo su corazón envuelto en millones de vidrios que lo que hacían era incrementar el dolor y hacerle sentir que se estaba desangrando poco a poco.

Pasó alrededor de dos horas en aquel baño sin levantarse en lo absoluto, no pensaba en nada más que no fuese el tormento de lo que hizo y ya al final con la ligera fuerza que le quedaba, se puso de pie finalmente luego de bajar el inodoro y así encaminarse a la ducha donde simplemente se desnudó y con agua sumamente fría empezó a lavar su cuerpo sintiendo cada poro de su piel tan sucio, tan impuro y maldito. ¿Cómo había sido capaz de hacerle eso a Ginny? Ambos sabían que su relación estaba fracturada pero nada podía justificar lo que le había hecho, lo que había deseado que sucediera, no podía dejar de pasarse con suma rusticidad la esponja por su cuerpo hasta dejarlo completamente rojo al punto de amenazar con sangrar, el alma afligida del moreno finalmente se había roto y ya no había vuelta atrás.

Secreto impuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora