THE ITADORI YUUJI.

EXTRA : YOGAWA RAMI

7:56 AM. 7 Meses antes de el encuentro con Itadori.

Rami se encontraba en su caminata usual a la escuela.

Su vida era normal y balanceada, cosa que Yogawa nunca dejaba de mostrar aprecio.

Sobre todo a su madre, la cual se esfuerza bastante por Rami; su hija.

La vida de ella y su mamá era como cualquiera. Su mamá solo se enfocaba en su trabajo para traer el pan a la mesa, y Rami puede disfrutar de su vida estudiantil gracias a el esfuerzo de su madre.

Llevaba su típico uniforme de colegiala con un lazo que combinaba con el color azul de su falda.

Sus pasos estaban llenos de confianza, sus caderas moviendo de lado a lado elegantemente a lo que sacaba su espejo.

Se asintió a si misma al ver que su apariencia no tenía ningún inconveniente, sonriendo satisfechamente.

- Haa, que estará haciendo mi mamá?

Decía mientras pensaba con los ojos cerrados, con su característica sonrisa satisfecha.

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Así era su día a día. Levantarse, desayunar y ir a la escuela por el resto de el día.
No podía pasar nada fuera de lo común. Ella no tenia ningún conflicto grave, ni su madre. Que podría pasar mal?

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Al llegar, la puerta estaba abierta, los muebles estaban rasgados y por todo el suelo.

Sus ojos estaban abiertos en terror y confusión.

Vio como sus preciadas imágenes con su familia y difunto padre fueron rotos, rasgados y la mayoría.. arrancados en mil pedazos. Estando así esparcidos por todo el suelo.

Pero no le podía importar menos que el bienestar de su madre.

Se sofocaba más y más en cuanto veía con terror cada escena al adentrarse a su casa con pasos atemorizados

Alguien definitivamente entro y hizo esto.

O quizás múltiples personas.

- M..Mama? Estás aquí?

Decia con una voz temblorosa de miedo, Sus piernas se volvían más pesadas y tambaleantes a cada paso que daba.

En cuanto dió paso a la cocina.. no pudo evitar llevar una mano a su boca.

Ahí estaba, su madre. Sentada ante el mesón con tres disparos.. una en la arteria carótida de la derecha de su cuello. Otra en su pecho, y otra que parecía ser el disparo vital.

Su cabeza, exactamente tres dedos a su derecha de la frente.

La peliroja grito en terror, Sin siquiera resistirse a dejar que las lágrimas brotaran de sus ojos por la tristeza y terror que sentía. Corrió y se lanzo hacia su cuerpo sin vida, abrazándolo mientras buscaba la calidez maternal que, para el terror de ella, se había disipado.

Ella gritó su nombre repetidamente, desconsolada.

¿Como pudo pasar esto? Su madre no se metería en problemas en su vida, nunca se atrevería. Ella era pacífica, noble y amable. La mejor madre que alguien puede tener.