Prólogo

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Llega un momento crucial en la vida de toda mujer. Un momento especial, decisivo. Un momento que fácilmente podría pasarse por un golpe fuerte en el pecho, que te deja sin aliento, que te da la seguridad de que tu vida nunca, jamás volverá a ser igual.

En la vida de Victoria Espósito, ese momento llegó cuando conoció a Francisco Romero.

Después de una vida de evitar a hombres insinuantes, decir abiertamente que ninguno de ellos era merecedor de estar en una relación con ella, que ninguno de ellos era algo más para ella que una transa, le bastó una sola mirada de Francisco Romero para enamorarse profunda y perdidamente, tanto que le pareció una maravilla y un regalo divino de Dios lograr mantenerse de pie.

Mala suerte para ella, lo conoció cuando le fue presentado por su propia hermana, quien era, para desgracia de Victoria, la novia de Francisco.

La vida era asi de irónica, le gustaba pensar a Vico cuando se encontraba de buen humor.

Y desde que estaba enterada que el único hombre que le había atraído en la vida salía con su propia hermana, nunca estaba de buen humor.

Pero Vico era una actriz. Una realmente conocida en Argentina, y eso era la mejor parte de ser actriz; nadie tenía el más mínimo atisbo de sospecha del enamoramiento de Victoria por Francisco.

Nadie se lo imaginaría jamás, porque, bueno, ¿quién podría dudar de Vico, que jamás le había dado siquiera una oportunidad a ningún chico desde que tenía memoria?

Y un día, ocurrió algo que cambió las cosas para Vico, que le dio un atisbo de esperanza.

— Fran va a presentarse en un casting para una película.— le comentó Pilar a su hermana, cebando el mate con poca concentración.

Pilar Espósito era una mujer dulce y paciente. Nadie recordaba realmente algun momento en que ella hubiese estado enojada con alguien. Nadie recordaba un ceño fruncido en ese rostro blanco e impecable.

Pero, milagro de Dios, mientras cebaba el mate con poco interés (ella era la "cebadora" oficial de la familia Espósito), tenía el rostro contorsionado en una mueca que realmente ni siquiera Vico, en sus dieciocho años de existencia, jamás había visto en ella.

— No me acuerdo la última vez que él haya participado en un casting.— respondió Vico, sonriendo burlonamente mientras se llevaba la bombilla del mate a la boca—. ¡Ay, pero la pu..! ¿Me podés explicar cómo hacés para tomar el mate tan amargo, nena?— preguntó la misma, con una mueca de disgusto mientras agarraba el azucarero.

— Ya te dije mil veces, Vico, el mate con azúcar no es mate. La única rara en la casa que lo toma con azúcar sos vos.— dijo la menor, con una sonrisa que demostraba que estaba divertida ante el rostro de disgusto de su hermana.

— Sos terrible, Pilar.

— Cla, eso decis ahora.— dijo Pilar, riendo. Luego, se puso seria— Eh, escucha, ¿vos.. sabes algo de un casting de La Sociedad de la Nieve?

Vico tomó un sorbo de su mate, tomándose su tiempo para pensar. Le encantaba hacer esperar a su hermana por una respuesta.

— ¿La adaptación de Pablo Vierci? Sí, ¿qué pasó?— preguntó Vico, pasándole el mate a Pilar, quien lo tomó entre sus manos y lo hizo rodar, aprovechando para calentarse las manos siempre frías, dudosa de continuar con la charla.

— Fran hizo casting ahí. Y yo.. eh, no sé si vos te podés encontrar algún papel ahí también.

Vico soltó una carcajada.— Pili, sabes que te adoro, pero hay cosas en las que posta no tengo idea de que contestarte. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?

Susy || Francisco RomeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora