Abigail Miller una chica, a la cual obligan a comprometerse, con Tom Kaulitz un mafioso. Despiadado, una noche ella sin saber, asiste a una cena, con sus padres en la cual, se entera que fue comprometida. Con este mafioso, sin sentimientos. Ella que...
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A la mañana siguiente regreso a mi habitación a darme una ducha. Entró a la habitación sin tocar y sin molestarme en preguntar si Abigail seguía allí. Una cabellera negra está extendida por toda la almohada mientras el cuerpo de mi verlobte ya hace inconsciente en la cama, sus hermosos ojos color azul están cerrados privándome del honor de verlos.
Me acercó cuidadosamente a la cama mientras detalló su cuerpo cubierto de las edredones de color blanco, recorro su cuerpo completamente disfrutando el tenerla así en mi cama, si retirara los edredones ni siquiera se percataría, mi verlobte es de sueño pesado. La veo removerse detengo mis pasos justo cuando estoy por llegar a su lado.
Ella se da la vuelta dándome la espalda, su espalda queda totalmente descubierta, los edredones solo alcanzan a cubrir su trasero, mi mirada la recorre y me percato que sus piernas están igual destapadas, los edredones ya no la cubren, solo cubren parte de sus pechos, estómago y sexo.
Ella se vuelve a remover me acercó cuidadosamente y me siento a lado de ella Justo en el espacio del que ella se acaba de mover. Mi mano va hacia su mejilla, acaricio su suave piel, la textura de su piel blanca me causa un sensación agradable, mi toque es cuidadosamente para no despertarla.
Mi pulgar acaricia su labio inferior, carnosos, rosas y perfectos para mi. Sus ojos se van abriendo poco a poco, la veo abrir y volver a cerrar los ojos acostumbrándose a la luz del sol que entra por las ventanas, cuando logra enfocar la mirada quito mi mano, ella me detalla detenidamente.
No pasó por alto su mirada al verme, su ceño se frunce y sus labios se vuelven un pequeño puchero, su mirada se pasea por mi camiseta hasta llegar a mi pantalón, sube de nuevo la mirada viéndome a los ojos.
—¿Descansaste bien verlobte?
—Pues como podrás haber visto si, estaba muy cómodamente descansando hasta que llegaste tu arruinar mi descanso.
—Por lo visto la sumisión de ayer ya se te pasó. Y no solo eso tu buen humor igual.—Sonrió al lograr mi cometido, que se sonrojara.
—Yo nunca he estado de buen humor y mucho menos cerca de ti, y para tu información yo no estaba de sumisa contigo.—contesta enojada.
Suelto una carcajada que hace que me fulmine con la mirada.
—Claro lo que tú digas cariño, incluso para que te sientas bien puedes fingir que lo de anoche nunca pasó.
—¿Que pasó anoche?
—Por lo visto me tomarás la palabra.
Me levanto, la detalló y miro su ropa tirada completamente rota.
—No puedes salir desnuda de mi habitación, toma una camiseta mía, están en el armario toma la que tú quieras.—ella no se niega solo asiente, un silencio se forma en la habitación.
—Me iré a dar una ducha —informó—Puedes acompañarme si quieres schatz.—propongo.
—Quisieras Tom, pero no gracias.—responde tajante.
