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Si hay historias en las que Austen Emilia Grayson alguna vez pensaría mientras crecía, el recuerdo más preciado que tuvo es el de cuando estaba con su abuela, Emma Brown-Middleton. Para ella, la infancia no le resultó amigable y esos fragmentos de recuerdos cuya normalidad no es lo que la familia Grayson conoce. Verás, tener un padre reconocido en el campo de Astrofísica, específicamente uno de los astrofísicos más conocidos de la NASA y una madre que es profesora de matemáticas en una prestigiosa universidad, haría que todos pensaran que sus hijos deberían ser similares a ellos.
Una gran responsabilidad tanto para Conrad como para Austen. No hay mucho sobre la relación entre hermanos de los dos hijos de Emily y Jonah; de hecho, Austen ve a su hermano como un conocido. Aparte de tener una relación fría con su hermano, no hay nada interesante sobre su relación familiar con sus padres.
O tal vez, es un hecho conocido para ella que sus padres favorecían más a Conrad que a ella. Incluso escuchó a su madre decirle a su abuela que ella era una niña más difícil. Algo en lo que Austen pensó mientras crecía.
En medio de la casa de mierda que Austen desprecia, ella sólo confía en su abuela. El única lugar donde se siente en casa.
Emilia, su madre, pensó que ya era bastante floja en sus estudios porque su madre no era estricta con Austen mientras ella siempre visitaba a su abuela. Además de las ventajas de no hacer los deberes, la niña tuvo la oportunidad de jugar en el patio trasero. Al menos algunos momentos en los que se quedó con su abuela, pudo conocer el ser una niña normal.
Su abuela contaba esta historia sobre su hermano fallecido que hizo una máquina del tiempo. En su infancia, creía en su tío abuelo. Austen estaba obsesionada con los viajes en el tiempo y las historias de su abuela inundaban su mente. Después de todos estos años, justo frente a Austen el DeLorean que su madre le decía justo antes de dormir. Fue increíble; caminó lentamente hacia el DeLorean. Sus padres le dijeron que dejara de creer en la máquina del tiempo; incluso dijeron que el lado de la familia Brown estaba loco por lo que insistieron en que la máquina del tiempo no era cierta, Austen se sintió muy mal porque su abuela recibió muchas burlas por parte de sus padres pero se sintió más culpable porque ella también dejó de creer en su abuela.
El auto estaba muy polvoriento, es evidente que estaba perfectamente escondido y, por supuesto, a lo largo de los años sin ser molestado, algunas partes del auto estaban oxidadas, pero Austen estaba desconcertada de cómo estaba el DeLorean en este garaje. Cuando murió su tío, su abuela le dijo que el DeLorean había desaparecido incluso de su compañero, Marty Mcfly.
―El pobre joven también desapareció en ese momento. Lorraine y George se separaron cuando su hijo desapareció.
Austen sabía que viajar en el tiempo tenía varias consecuencias: abandonar a sus seres queridos o la existencia humana se borraría para siempre. Su abuela extrañaba muchísimo a su tío, por el hecho de que eran los únicos hijos de la familia Brown. Austen abrió la puerta del auto; ella se sentó y miró a su alrededor. Intentó abrir el motor y, para su gran sorpresa, el auto se encendió de repente.
Ella leyó la fecha; era el 26 de octubre de 1985. La misma fecha en que murió su tío abuelo y Marty Mcfly desapareció. De repente, la puerta del auto se cerró automáticamente. Austen intentó abrir el auto, gritó pidiendo ayuda e intentó abrir la puerta pero estaba cerrada con llave. Austen entró en pánico por lo que estaba pasando.
―¡¿Qué demonios?!―ella dijo.
Austen no sabía cómo saldría del auto. Su abuela tenía razón: el DeLorean está maldito. Austen buscó su teléfono, Conrad está justo afuera del garaje, podía sacarla de este auto, pero mientras ella buscaba su teléfono dentro de sus bolsillos, se dio cuenta de que no lo tenía.
―¡Mierda, está dentro del auto de Conrad!―dijo en tono frustrado.
Austen miró alrededor del auto para ver si había algo que la ayudara a salir, pero todo lo que pudo encontrar fue una chaqueta y una gorra. Gritó el nombre de su hermano pero sus esfuerzos fueron inútiles.
―Maldita sea, Austen, ¡Estás atrapada en un maldito auto! ¡Genial!―se dijo a sí misma mientras intentaba hacer clic en algunos botones.
Entonces del DeLorean arrancó, Austen agarró el volante y ya no pudo oírse gritar cuando el auto rompió la puerta principal del garaje. Vio a su hermano estupefacto y también que arañó su auto nuevo.
El DeLorean era tan rápido que Austen ya no podía controlarlo. Los peatones casi fueron atropellados por el DeLorean mientras Austen seguía disculpándose mientras intentaba controlar el volante, y era extraño para ella que pareciera que el DeLorean tenía voluntad propia. También podía oír los coches de policía, llamándola para que detuviera el auto, pero Austen sabia que no podía.
―Este es un problema muy grande.―dijo mientras apretaba con fuerza sus manos al volante, también, su querida vida.
El DeLoran pasó por un túnel y Austen podía oír las sirenas de los autos de policía. No tuvo más remedio que pisar el acelerador, sabía que ese era uno de sus errores más graves, peor estar en la cárcel estaba fuera de discusión. SU mente fue bombardeada con su próxima graduación en la universidad. No era una gran conductora, pero esperaba a que la policía no la atrapara.
El velocímetro subía mientras Austen intentaba evitar los autos de policía. Luego, mientras el medidor estaba a 70, pudo escuchar algo en el auto pero ella estaba mucho más preocupada por volver a pisar el acelerador, quería alejarse de la policía. No se dio cuenta que su velocidad aceleró a 88 ni que un auto se acercaba a ella hasta que fue muy tarde.
Austen gritó y rápidamente giró el volante en dirección contraria. Se sintió aliviada de no haber chocado contra el auto. Cuando todo estaba a punto de ir bien y pensaba en volver al garaje, el DeLorean se detuvo de repente.
―¡Oh, vamos!―Austen soltó.
Salió del auto y miró a su alrededor; la policía ya no estaba a la vista. Era de noche en Hill Valley y ella estaba en el camino donde el bosque estaba justo al lado del camino. Austen esperaba que hubiera un auto y, por supuesto necesitaba llamar a su hermano para que la recogiera.
Austen suspiró, menos mal que llevaba puesta su gruesa sudadera con capucha. No podía creer que en Hill Valley hiciera frio en Mayo. De repente, desde lejos, vio que cierto coche se acercaba a ella. El auto se detuvo frente a ella, era una anciana.
―¿Qué haces aquí por la noche, querida?―le preguntó la anciana en tono suave.
―Mi auto se rompió y necesito llamar a mi hermano para que me ayude.―dijo Austen.
―Tengo un teléfono en casa, solo recuerda en dónde dejarás tu auto.
Austen sonrió y la anciana la dejó entrar al auto. Era un descapotable azul.
―Hace bastante frío en mayo.―dijo Austen.
La anciana de repente, se rio, lo que la confundió.
―Querida, es octubre, no mayo.
Austen se quedó sin palabras, podía sentir el sudor en al frente y de repente le temblaban las manos. ¿Octubre? Entonces se dio cuenta al recordar el tiempo en el DeLorean.
Austen no podía creerlo, ella estaba en el año 1985.
