☠︎︎ "Ahora todo es nuevo y lo que he aprendido, ha desaparecido." . . .
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Sus pies descalzos dejaban huellas que serían borradas por la nieve, no sabía a dónde ir, pero estaba segura que no se detendría por ahora, la matarían, de verdad que lo harían.
No supo con exactitud cuánto tiempo estuvo corriendo, tal vez fueron horas o simplemente un par de segundos, no pensó mucho en eso. Cuando por fin se detuvo, observo su alrededor, encontrándose con un frondoso bosque; era inmenso y estaba cubierto de gruesas capas de nieve.
Su olfato había cambiado, ahora podía percibir el aroma de la corteza de los árboles y la madera fresca que se combinaba con tierra y otros olores diferentes. Sus ojos eran capaces de ver cómo un pequeño cervatillo trataba de seguir a su madre, los pajaros que estaban en la copa de los árboles, los veía a la perfección, casi como si los tuviera enfrente.
—¿Qué está pasando? —susurró entrando en pánico, se sentía abrumada por los tantos sonidos, colores y olores al mismo tiempo.
—Sí, mamá —Abrió los ojos de golpe al oír una voz masculina "cerca" de ella—. No te preocupes, volveré pronto. Sí, yo también te amo. —Algo dentro de ella comenzaba a surgir, una sed que quemaba su garganta, se acercó sigilosamente escondiendose entre los árboles, no lo dejaba de mirar, su pecho subía y bajaba a pesar de no necesitarlo. El carmesí de sus ojos se había vuelto negro y entonces, perdió el control de su cuerpo.
En un parpadeo se encontraba frente al joven que empezó a temblar sin parar ante la repentina presencia y la mirada intimidante de la mujer.
—Q-¿Quién eres? —No tuvo suficiente tiempo para reaccionar cuando sus dientes se encontraban incrustados en su cuello.
La chica actuaba por impulso, no controlaba sus acciones, su mente se encontraba en blanco y solamente podía absorber sin parar la sangre de aquel castaño que—poco a poco— dejaba de forcejear con ella. Los brazos del contrario cayeron a sus costados, lo que hizo reaccionar a la pelirroja, soltó al chico haciendo que impactará contra el suelo en un ruido sordo.
—¿Qué hice? —Miro aterrada al joven que no se movía en el suelo, la mordida se miraba con claridad en el cuello pálido del chico. Se agachó a detener la sangre que salía de la herida, aunque eso no servía de nada tomando en cuenta la cantidad de sangre que había ingerido. Tomó la bufanda ajena en un rápido movimiento y la apretó contra su cuello para tratar de salvarlo—. Perdóname, lo siento mucho, realmente lo siento. —Era lo que repetía una y otra vez, los latidos contrarios ya no se escucharon más y su respiración dejo de fluir.
Él... Había muerto.
Lo observo varios minutos—que parecieron una eternidad— en completa quietud, su cerebro pensaba con rapidez, pero aún así no lograba entender como había surgido esa situación, no sabía por qué lo había atacado, no entendía por qué había bebido su sangre con tanta euforia.
