EPÍLOGO.

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-Buen día a todos, bueno hace tiempo..

Es decir por si no lo saben... exactamente hace diez años atrás un día desperté por la madrugada para ir a trabajar al hospital y de camino a finalizar mi residencia pensé que mis prioridades o metas en aquel entonces estaban siendo las mismas o casi igual a la de la mayoría de la población humana de Corea del sur. De querer adquirir más bienes, obtener reconociminto, comprar una casa, buscar pareja, casarte y ser un gran hijo de familia.

Sólo fue cuestión de pensarlo, para decidir cambiar el rumbo de mi destino completamente.

"De que te quejas, despúes de todo la vida te está jugando una muy buena pasada. Volverás a tu país" recuerdo aquél último argumento positivo que dijo mi padre cuando accedí hacer videollamada para la vispera de navidad. Es como si al decir aquella oración el pretendía que recapacite, sea más agradecido en estos momentos con la vida o con Dios mismo, no lo sé.

En cambio mi madre sé que me ama, pero desde que regresé, ella sólo se la pasa alardeando de como mi hemana, también referente de la salud, cambió su vehiculo a un modelo más nuevo o que su rostro apareció una vez más en la portada del Elle Corea con el títular de "Sexi nutricionista" que de cierta manera me horroriza que la medicina en general y también las disntintas ramas que procuran el cuidado de las presonas se preste para ese tipo de reconcimiento.

Quizás soy yo quién no encaja en este sistema, soy un fiel creyente que hace años se dejó de concientizar la buena medicina. Cuando era adolescente, en mis 18 creo.. leí una verdadero reportaje que provenía del diario <Kookmin Ilbo> trataba de Kin Sura en aquel entonces la nueva promesa y prodigio asiática de la medicina, ella logró reunir un total de ciento cincunta aspirantes de doctores de distintas áreas que fueron a combatir la epidemia de malaria en El Cairo en Egipto.

Realidad que hoy en día ya no se ve con frecuencia, pero lo que quiero decir al mencionar todo esto es que desde que leí aquella vieja lectura, mi mentalidad cambió un cincuenta porciento.

La medicina no deberia reconocer únicamente los nuevos hallazgos científicos que prometen mejorarán la calidad de vida, o como sucede actualmente, el foco en busca de lo innovador se centra en la tecnología que supone proveer de tal manera al mundo que la mortalidad en las personas pueda extenderse unos años más de vida. Son avances que merecen reconcimiento, no voy a negarlo, pero que hay de nosotros...sí de aquellos que recibimos el titulo habilitante y que decidimos emprender un viaje hacia las fronteras, hacia los continentes maltratados por las malas decisiones políticas, desastres naturales y guerras bélicas.

Mi formación médica se ha ido forjando en los publitos de pequeñas tribus dónde la prioridad en los niños no es sólo aprender a escribir y a leer como sucede en todo el mundo, sino también la de proteger a sus familias de terroristas como ocurre en el caso de los adolescentes varones en el África. O servir de ayuda a colegas quiénes llevan dedicandose gran parte de su vida al servicio de sanidad a las comunidades en dónde los insumos de servicio y de infraestructura son tan escasas que los pequeños llaman "hospital" a una mediana carpa blanca con una cruz roja.

Eso y puedo nombrar más ejemplos, pero no estoy aquí para hacer recapacitar a la
comunidad consumista de la medicina sino para que entiendan que..

-¿Doctor Park se encuentra bien?

Ah joder..

Otra vez me he sumergido en mis propios pensamientos.

-¿Su micrófono no funciona?

Al oír la voz de la presentadora vuelvo en si, ahora soy consciente de que los disintos flash de las camaras siguen iluminando mi rostro por segundos y que también por unos minutos he dejado de hablar, por no decir que aún no he dado inicio al supuesto discurso.

Todavía no me acostumbro. Ya no estamos solos.

Es decir... ya no hay montañas de arena rodeándonos, tampoco el sonido de artillería explotar sobre el cielo despejado, tampoco la presencia de militares portando armas en guardia las veinticuatro horas del día. En este aquí y ahora sólo hay formalidad, numerosos médico curiosos que vinieron a observar al grupo de desquiciados que optaron por poner en riesgo su vida para salvar personas de una cultura completamente distinta a la nuestra.

-Bueno..emm hace, hace tiempo que no estoy en una conferencia-sonrio incrédulo- Mi equipo y yo estamos agradecido por el sorpresivo recibimiento.

Aplausos.

Mis ojos recorren las primeras filas de espectadores, en aquellos asientos yacen de piernas cruzadas o estiradas supongo los que serían el director y los doctores mas renombrados del Hospital MV al que ahora mi equipo y yo pertenecemos. Bueno... nunca dejamos de hacerlo sólo nos escabullímos de jóvenes en un viaje prometedor y regresamos a tierra firme diez años después de que en Yamusukro, Abiyán se dejara de una buena vez por todas la políitca bélica y asesinatos a poblaciones pobres e inocentes.

-Es un honor tenerlos aquí de regreso- comenta desde otro micrófono un orgullosa mujer de unos 70 años aporximadamente- De saber que el destino traería de regreso a la última camada de médicos sin fronteras que yo mismo di origen, me enorgullece aún más.

Mis ojos brillan al oir sus hermosas palabras, quién me la dirige y sonrie complacida sentada desde una silla de ruedas no es nada más ni nada menos que Kin Sura. La vegez no la ha cambiado en absoluto, su piel con notables arrugas no es más que una muestra de todos sus años de labor a la caridad y al deber de hacer valer el trabajo de quiénes no recibimos a menudo reconocimiento ni cantidades absurdas de dinero.

-Señorita Kin, es un placer conocerla en persona- solo me decido a caminar hacia donde ella se encuentra, mis manos quieren tocarla- Es...es un honor para mí y mi equipo poder conocerla.

-Pero mira que jóven tan bello...¡Chicos por favor acerquense!

Ella sujetó mi mano, permanecía calida, como también lo hacía su corazón y la bondad con la que sus ojos nos miraba a cada uno de nosotros. Ella sonríe eufórica apretando mi mano mientras los siete doctores descendíamos el torso en una respetable y duradera reverencia.

-Bienvenidos de regreso a casa. Han sido diez largos años de arduo trabajo y dedicación- Kin Sura coloca sobre nuestro cuello una pequeña medalla dorada- El hospital se encargara de todos sus chequeos médicos y del cuidado de su piel, como olvidar aquél dorado color.

Todos sonreímos con gracia, sabiamos a que se referia. El color promedio de piel en los coreanos es tes blanca sin una gota de imperfección, pero en un nuestro caso era ya morena con pecas y manchitas provocadas por el sol . Sé que nuestra apariencia dejaba y dejaría mucho de que hablar, en un inicio los susurros que oí al subir al escenario de seguro se refería a la foma tan informal en la que ibamos vestidos. Ninguna cargaba con el impecable guardapolvo blanco como lo hacía el resto, mas bien cada uno llevaba lo puesto que trajo desde su casa, prendas cómodas que dejaba en claro que regresábamos de unas largas y merecidas vacaciones.

-¡Un fuerte aplauso para estos héroes de fronteras!

Entre aplausos sólo me queda pensar que hoy una nueva etapa iniciaba en nuestras vidas, pero incluso estando en tierra firme algunos de nosotros...tal vez Mingi, Hyuna, Niki, Irene o Taehyung no podíamos olvidar las incesantes ráfagas de viento de arena, el fuerte resplandor del sol, la escasez del agua, las noches de alerta o la inmigración acompañados de los pequeños niños hacia una zona segura fuera de batalla.

Aquella comunidad también se había convertido en nuestro hogar. Un territorio tan pobre que nos recibió con necesidad de ayuda, su gente con los brazos abiertos sin importarle nuestra raza, idioma ni mucho menos la dura realidad que quizás muchos de nosotros arrastrabamos desde aquí, Corea del sur.

-Jimin ¿otra vez no nos estas escuchando?

-Oh..lo siento chicos.

-Vamos ya es hora de salvar vidas.












Gracias por leer.

Espero que hayas sido de tu agrado.

Kur-soha.

VITTA (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora